Pensacola. Los socorristas en la costa estadunidense del Golfo de México utilizaban el jueves vehículos anfibios para rescatar a personas aisladas por las inundaciones tras el paso del huracán Sally, las cuales seguían siendo un problema cerca de ríos y arroyos crecidos por las fuertes lluvias.
En el sur de Alabama y el noroeste de Florida, los propietarios de casas y negocios comenzaban la limpieza, y las autoridades inspeccionaban la seguridad en puentes y carreteras, un día después de que Sally azotara con vientos de 165 km/h (105 mph), mareas altas y precipitaciones de entre 30 y 76 centímetros (entre 1 y 2,5 pies) en muchos lugares antes de que el meteoro comenzara a disiparse.
Los remanentes de Sally se desplazaban el jueves en la tarde sobre Carolina del Sur y estaba previsto que alcanzaran el Atlántico en 24 horas. La tormenta ha estado acompañada de aguaceros hasta su final y se pronostica que genere hasta 20 centímetros (8 pulgadas) de precipitaciones en zonas aisladas en las Carolinas y el sur de Virginia, debido a lo cual fueron emitidos avisos sobre extensas inundaciones súbitas y desbordamiento “moderado” de ríos. Para el mediodía las lluvias ya habían arrojado 20 centímetros de agua (8 pulgadas) en el centro de Georgia.
En la golpeada Pensacola y el condado Escambia a su alrededor, donde el miércoles las inundaciones causadas por Sally cubrieron calles y alcanzaron las manillas de los vehículos antes de descender, las autoridades visitaron casa por casa para advertir a los residentes que no estaban fuera de peligro.
“Por favor, por favor, no estamos fuera de peligro aunque tengamos hoy un cielo hermoso”, dijo el director de emergencias del condado Escambia, Eric Gilmore.
Laura Coale, directora de comunicaciones del condado Escambia, Florida, dijo que equipos de socorristas efectuaron el jueves en la tarde un segundo recorrido por zonas inundadas para verificar si quienes declinaron irse antes deseaban desalojar sus viviendas. La mayor preocupación de las autoridades era mantener a la gente fuera de los caminos para que los camiones grandes puedan hacer su trabajo y la gente pueda retirar a salvo los escombros.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, pidió a los habitantes del noroeste de Florida que no bajen la guardia aun cuando el huracán haya pasado.
“Ustedes van a ver que los ríos continúan subiendo”, afirmó DeSantis después de un recorrido aéreo por la zona.