Marruecos. Jimi Hendrix hacía que su Fender Stratocaster desprendiera los más suaves acordes o los aullidos más salvajes. El instrumento del que para muchos es el mejor guitarrista de rock de todos los tiempos podía sonar como el infernal ruido de un helicóptero del ejército destrozando el himno estadunidense, acordes en los que algunos veían indignación por la guerra de Vietnam.
Tocaba con los dientes y con la lengua y al final de muchos conciertos la guitarra acababa en llamas, como una especie de sacrificio. Fue un genio que influyó no sólo al mundo del rock, sino también al del pop, el blues o el jazz y se convirtió en uno de los músicos más importantes del siglo XX. Mañana se cumplen 50 años de su muerte, en Londres, ahogado en su vómito, tras haber abusado de las drogas. Tenía 27 años y una vida intensa y abrasadora.
Algunos dicen que lo vieron en Marruecos, otros incluso hablaron con él. Cincuenta años después de la muerte del legendario guitarrista, el pequeño pueblo de Diabat, en el sur de ese país, alimenta el mito y el recuerdo.
Lo vi aquí, era joven y llevaba su guitarra en la espalda
, jura Mohamed Boualala, de 60 años, quien creció en Diabat.
En el verano de 1969, el músico hizo un pasaje relámpago a Essaouira, una ciudad fortificada muy turística situada a cinco kilómetros de allí. De este viaje no quedan imágenes ni bandas sonoras, sino innumerables mitos que alimentan la leyenda. La aldea de casas blancas es indisociable del músico.
Con su Café Jimi y su albergue Hendrix, el pueblo de Diabat tiene aires de santuario. Coloridas etiquetas y retratos celebran el paso histórico
del guitarrista poco antes de actuar en el festival de Woodstock.
Hendrix parecía estar en forma. Estaba rodeado de sus guardaespaldas, rubios y muy altos. Llevaba un collar con tres diamantes y una chaqueta de mezclilla forrada
, recuerda Abdelaziz Khaba, de 72 años, quien afirma que posó con él pero perdió la foto
.
Si bien las visitas a Marruecos de Jim Morrison, Paul McCartney o Robert Plant, en los años 60 y 70, están documentadas, el misterio rodea la estancia de Hendrix en Diabat y alimenta los rumores.
Su breve visita durante el verano de 1969 produjo una montaña de informaciones falsas e historias ficticias
, constata uno de sus biógrafos, Caesar Glebbeek, en un artículo publicado en el sitio Univibes.
Según una leyenda perenne, el flamante zurdo se habría inspirado incluso en Dar Soltane, una fortaleza en ruinas, casi sepultada al pie del pueblo, para componer su célebre título Castle made of Sand (Castillo de arena).
Pero la canción salió en 1967, es decir, dos años antes de su estancia en Marruecos.
Esto no impide que el pequeño café de Diabat, salpicado de retratos de la estrella, evoque triunfalmente este título en un cartel de madera clavado en la pared.
También abundan relatos sobre las peripecias marroquíes de Jimi Hendrix, entre ellas que habría recorrido el país en una furgoneta, intentado comprar una isla en la costa de Essaouira o bien todo el pueblo de Diabat.
El mito Hendrix fascina a Abdelhamid Annajar, vendedor de discos instalado a la sombra de las murallas de Essaouira. Numerosos turistas regresan sobre sus pasos y quieren saberlo todo. Hay también nostálgicos que vienen a recordar los viejos tiempos
, comenta el gerente de Bob Music.
El biógrafo Glebbeek busca desentrañar lo verdadero de lo falso en sus escritos. Sí, Jimi Hendrix vino a Essaouira, donde se alojó en un cuatro estrellas, pero no importa lo que dicen los guías turísticos y los aficionados nostálgicos, nunca visitó Diabat
.