Ciudad de México. La fecha del 11 de septiembre marcó dos acontecimientos trascendentes en la historia de América: al sur, en 1973 el presidente de Chile, Salvador Allende, fue destituido mediante un golpe de Estado, y el Palacio de La Moneda fue bombardeado por aviones y tanques.
Al norte del continente, ese mismo día, 28 años después (2001), Estados Unidos sufrió el impacto de cuatro aviones en diferentes puntos, siendo el de las Torres Gemelas el que más conmoción causó en la población.
El golpe de Estado contra Allende también tuvo efecto en los procesos democráticos en América Latina; fue un hecho violento que mostró que esta vía no siempre llega a su fin como debería, afirma Silvia Soriano Hernández, del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC), de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Para Juan Carlos Barrón, académico del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), a partir del ataque del 11/S en EU, el uso de la tecnología para la vigilancia ciudadana se reforzó, así como las tendencias totalitarias de los Estados, pues en momentos complejos, de “shock”, la ciudadanía y las sociedades ceden en derechos y aspectos que no aceptarían en la normalidad.
Salvador Allende representa la posibilidad de un cambio abortado violentamente por intereses nacionales y extranjeros, destaca Soriano Hernández. “No quería un cambio radical que implicara expropiaciones, alejar al capital, sino uno que llevara a disminuir las desigualdades que aún persisten”.
El golpe de Estado significó abrir la puerta a incursiones militares en otros países del continente, y una fuerte represión que escapa a cualquier consideración sobre el respeto mínimo a los derechos humanos.
La universitaria subraya la relevancia que tuvo Estados Unidos en los sucesos violentos que marcaron a América Latina en aquella época; “eso no significa que los militares nacionales fueran títeres, porque también se beneficiaron con la presencia estadounidense. En el caso chileno, hasta la fecha no se sabe la nacionalidad de los pilotos de los aviones que bombardearon la sede presidencial, el Palacio de La Moneda”.