Londres. El fundador de Wikileaks, Julian Assange, se dispone a luchar por su libertad en un tribunal británico después de una década de drama legal, impugnando el intento de las autoridades estadunidenses de extraditarlo por cargos de espionaje relacionados con la publicación de documentos militares confidenciales en su portal.
Abogados de Assange y del gobierno de Estados Unidos tienen programada una audiencia de extradición mañana lunes en Londres, la cual había sido aplazada debido a la pandemia del coronavirus.
Fiscales estadunidenses encausan al australiano de 49 años de edad por 18 cargos de espionaje y uso indebido de equipo de cómputo, mismos que suman una sentencia de 175 años de cárcel. Sus abogados aseguran que su proceso es un abuso de autoridad con trasfondo político que sofocará la libertad de prensa y pondrá a los periodistas en riesgo.
Jennifer Robinson, abogada de Assange, dijo que el caso “es, en esencia, sobre derechos humanos básicos y libertad de expresión”.
“Los periodistas y los denunciantes que dan a conocer actividad ilícita de compañías o gobiernos y crímenes de guerra —tales como las publicaciones por las que Julian ha sido acusado— deberían estar protegidos de ser enjuiciados”, declaró.
Fiscales estadunidenses alegan que Assange es un delincuente y no un paladín de la libertad de expresión. Al tiempo, el programador alega que es un periodista protegido por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, y afirma que los documentos filtrados exhibían un comportamiento indebido del ejército.