Juchitán, Oax.-Este 7 de septiembre se cumplen tres años del terremoto que causó graves afectaciones en la ciudad de Juchitán, en el Istmo de Tehuantepec y a más de mil días todavía hay casas que no han sido reconstruidas.
Este es el caso de las viviendas de Elizabeth Sánchez y de Alma Rosa Villalobos, que no están incluidas en el registro que hizo el gobierno local que señala que hay 3 mil 813 reconstrucciones con una inversión de 559 millones de pesos.
En el patio de doña Elizabeth Sánchez Sánchez, juchiteca de 42 años, hay una lona verde que cubre un refugio improvisado, ahí ha vivido en los últimos tres años junto con su familia.
Su casa colapsó con el terremoto del siete de septiembre del 2017 y el recurso de 120 mil pesos que recibió como apoyo, no alcanzó debido a los altos costos de los materiales y el sueldo de los albañiles que le cobraban 800 pesos diarios; solo realizaron la base y montaron unos cuantos tabiques de cemento.
“Esto ya no es vida” expresó Elizabeth, quien vive en el abandono y vulnerable al no contar con un techo seguro, además de que la situación se agudiza por la contingencia sanitaria debido a la pandemia de Covid-19 que redujo el poco ingreso que llegaba a su hogar.
Lo que gana Elizabeth no alcanza, apenas logra obtener 200 pesos de la venta de totopos y del empleo irregular de su esposo; su hijo de 16 años y su hermano adulto mayor, ambos discapacitados, también dependen de ella.
“Con esa enfermedad (Covid-19), mi esposo se quedó sin sus ingresos y yo tuve que salir a vender mis totopos; no tenemos dinero para sobrevivir, esto del coronavirus, vino a mostrarnos que seguimos siendo más pobres”.
En Juchitán según datos oficiales de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), unas 14 mil viviendas colapsaron con el movimiento telúrico del 2017, de las cuales, según la Red Regional de Vecinos Afectados por los Sismos, una agrupación civil que da atención a los damnificados, hay rezagos en más de 100 casas donde las personas aún permanecen debajo de una lona o espacios improvisados.
Vivir así, durante más de mil días representa una hazaña para la mujer y sus familiares, soportan frío, lluvia y el calor extremo de más de 40 grados, en este espacio que mide 4 metros cuadrados guarda celosamente un baúl tradicional de madera que su madre le heredó, también un catre de yute y una hamaca donde duermen hacinados todos los días.
“Lo que quiero es que me ayuden para que pueda terminar de construir mi casa, esto ya no es vida, llevamos soportando más de tres años el intenso calor, las lluvias y hasta los vientos fuertes, dinero no tengo, soy pobre, ojalá me escuchen las autoridades, porque esto que les pido solo es lo justo para que yo tenga un refugio seguro”, expresó.
Asimismo, en la octava sección, Cheguigo, de Juchitán, vive Alma Rosa Villalobos, de 38 años de edad, una artesana textil quien hace tres años perdió su pierna derecha después de que una barda cayera sobre ella durante el terremoto; tampoco tiene casa porque nunca recibió apoyo para la reconstrucción, y los gastos médicos de su tratamiento los ha cubierto por cuenta propia.
Sus familiares le dan posada por temporada porque de la vivienda que tenían nada quedó, solo un terreno baldío invadido de arbustos, sin embargo espera de que algún día puedan acceder a los recursos gubernamentales para reconstruirla.
“Esa noche la casa se cayó y la barda me provocó la herida, estuve internada más de dos meses, pues nunca recibí un folio porque nadie estaba en la casa, y desde entonces ha sido un largo peregrinar, la ayuda que he recibido es de mi familia, amigos y vecinos, porque del gobierno nada”, señaló.
Hace dos años, sus familiares y amigos hicieron una colecta para comprarle su prótesis, en ese entonces costó alrededor de 40 mil pesos, y ahora requiere una nueva, pero los recursos están escasos, la pandemia del Covid-19 hizo que disminuyeran los pedidos de sus clientas de ropa tradicional y su esposo, que es herrero, tampoco tiene obras para entregar.
A falta de dinero, Alma Rosa tiene que esperar y remendar con hilo y aguja su media y el soporte de prótesis, que debiera cambiar cada mes, y que le cuesta aproximadamente 2 mil pesos.
La necesidad de reconstrucción obligó a la sociedad civil a organizarse y con apoyo de grupos políticos surgió la Red Regional de Vecinos Afectados por el Sismo, que señala que a la fecha hay demandas por el rezago de apoyo para las viviendas, “fruto de la corrupción que imperó en el sexenio pasado”, con el gobierno del priísta Enrique Peña Nieto.
Una de sus integrantes, Magali Sánchez explicó que al concluir el mandato del ex presidente había un casi 5 mil damnificados que reclamaban sus apoyos, y que con la llegada de Andrés Manuel López Obrador se han visto avances, pero todavía hay un poco más de 100 familias que viven debajo de lonas.
Al respecto, el gobernador, Alejandro Murat Hinojosa informó recientemente que a tres años del sismo, su gobierno ha reconstruido “más de 60 mil viviendas, 20 mil de pérdida total y además 12 mercados, así como 60 centros de salud; y este año concluirá con las 2 mil escuelas que faltaban”.