Aquella noche, hablando desde los balcones de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH), sus palabras fueron premonitorias de los apasionados, alegres, endemoniados y dramáticos siguientes mil días, hasta el derrocamiento de su gobierno.
La victoria alcanzada por ustedes tiene una honda significación nacional. Desde aquí declaro, solemnemente que respetaré los derechos de todos los chilenos. Pero también declaro y quiero que lo sepan definitivamente, que al llegar a La Moneda (sede del gobierno), y siendo el pueblo gobierno, cumpliremos el compromiso histórico que hemos contraído, de convertir en realidad el programa de la Unidad Popular. Lo dije: no tenemos ni podríamos tener ningún propósito pequeño de venganza. Sería disminuir la victoria alcanzada. Pero, si no tenemos un pequeño propósito de venganza, de ninguna manera, vamos a claudicar, a comerciar el programa de la Unidad Popular, que fue la bandera del primer gobierno auténticamente democrático, popular, nacional y revolucionario de la historia de Chile. Dije y debo repetirlo: si la victoria no era fácil, difícil será consolidar nuestro triunfo y construir la nueva sociedad, la nueva convivencia social, la nueva moral y la nueva patria
, afirmó el presidente electo.
Después, pidió al pueblo que se retirara tranquilo a sus casas y que cuando acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el mañana duro que tendremos por delante, cuando tengamos que poner más pasión, más cariño, para hacer cada vez más grande a Chile, y cada vez más justa la vida en nuestra patria
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Allende hoy
Cincuenta años después, y en una movilización social como la iniciada el 18 de octubre de 2019, cuya principal circunstancia es la ausencia absoluta de liderazgos, la imagen de Allende se alza en calles y paredes de Chile, contrastando con la debacle y el hundimiento brutal de toda la dirigencia política, principalmente la de izquierda.
La conmemoración de los 50 años del triunfo han sorprendido por la gran cantidad de foros y actividades de toda naturaleza. Durante semanas y meses el número de actos recordatorios ha sido impresionante. Por momentos ha hecho olvidar la pandemia. Tengo la impresión que con el paso de los años la UP y Allende han ido creciendo
, dice Ernesto Águila, director de Extensión de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.
–¿Por qué Allende es una inspiración para los jóvenes del 18-O?
–No se desconocen los errores, pero creo que se valora su autenticidad, el genuino esfuerzo de transformación social en favor del mundo trabajador y popular. Creo que los jóvenes de hoy tan desconfiados y escépticos con la política y los políticos, se identifican con Allende y la UP porque ven ese rasgo de autenticidad, de una cierta entrega generosa desprovista de cálculos. Ven un contraste en las formas de hacer política con el presente.
–¿Cómo Allende está presente en el pueblo que se expresa el 18-O?
–Ha sido un hecho muy comentado el vínculo entre el periodo de la Unidad Popular y la protesta del 18-O. Dos de las tres canciones que más han identificado al movimiento del 18-O provienen del periodo de la UP: El derecho de vivir en paz, de Víctor Jara, y El pueblo unido, de Quilapayún. Esa memoria transgeneracional llama la atención. También se han comentado algunos contrastes, especialmente las relaciones entre el mundo social y el político. Se destaca del periodo de la UP esa conexión entre movimiento social y política en contraste con la profunda fractura que hoy se ha producido. El movimiento del 18-O en Chile sigue sin una representación política que lo identifique. La izquierda chilena debatió por muchos años sobre la derrota y sus causas y ahora tuvo la oportunidad de hablar de su triunfo y de lo que en esos mil días alcanzó a realizar. Ese ha sido un desplazamiento interesante en el eje del debate: de la derrota a la victoria.
¿Hay alguna relación entre el programa de la UP diseñado para 1970 con el Chile que se manifiesta hoy?
Son escenarios muy diferentes. La UP y Allende se transforman en una memoria inspiradora, pero no en una experiencia que podría proyectarse, son más al presente. Hay nexos, eso sí, en el plano de los valores: el 18-O se centró en el valor de la dignidad y la UP puede pensarse como un gran proceso de dignificación del mundo popular y trabajador.