Brasilia. Varias ONG afirmaron este viernes que los ataques del presidente de Brasil Jair Bolsonaro, que las acusó de ser un "cáncer" para el país, buscan desviar la atención de las políticas que "aceleraron la destrucción" de la selva amazónica.
Esa declaración "muestra el desprecio absoluto [de Bolsonaro] hacia la actuación de las ONG", así como su voluntad de "esconder que sus políticas antiambientales han acelerado la destrucción de la selva, con graves consecuencias para la seguridad de quienes la defienden", escribió Human Rights Watch (HRW) en un comunicado.
Greenpeace Brasil denunció por su lado el "arrebato autoritario [de Bolsonaro], donde la palabra 'matar' es recurrente", y afirmó que con su declaración "violenta e inaceptable" el mandatario muestra que "no está dispuesto a tomar ninguna acción efectiva para evitar que la Amazonia sea destruida".
"¿Ustedes saben que las oenegés no tienen espacio conmigo, no?", declaró el jueves el presidente ultraderechista en su transmisión semanal en vivo por Facebook. "Seré duro con esa gente. No consigo matar ese cáncer en gran parte llamado oenegés", agregó.
Bolsonaro se refería, entre otras cosas, a una campaña en Internet en inglés, titulada "Defundbolsonaro.org", lanzada esta semana por varias ONG que piden que cualquier inversión en Brasil dependa de compromisos firmes para la preservación de la Amazonia.
Esta campaña tiene el lema: "Bolsonaro prende fuego a la Amazonía. De nuevo. ¿De qué lado estás?".
En junio, fondos de inversión que manejan cerca de cuatro billones de dólares amenazaron con dar la espalda a Brasil si el gobierno no cambia su política ambiental.
El ministro de Gabinete de Seguridad Institucional, el general Augusto Heleno, admitió en una entrevista publicada este viernes por el diario Estado de S.Paulo que es posible "mejorar" la acción del gobierno para preservar la Amazonía, pero también criticó a las oenegés.
"El deporte preferido de ciertas onegés es hablar mal de la Amazonia. Detrás de todo eso, hay intereses que van mucho más allá de la preservación", afirmó.
Bolsonaro es criticado dentro y fuera de Brasil por defender la apertura de la Amazonia a la explotación minera, energética y agropecuaria.
Las ONG le recriminan el alarmante aumento de los incendios, en su gran mayoría consecuencia de la deforestación y la quema de pastos, registrados el año pasado y que están casi al mismo nivel este año.
En agosto, los focos de incendios amazónicos detectados por satélite disminuyeron cinco por ciento respecto el mismo mes de 2019, cuando marcaron un récord en nueve años.
Eso a pesar de que el gobierno de Bolsonaro envió en mayo a las Fuerzas Armadas para combatir los crímenes ambientales y prohibió en julio el uso de fuego en la agricultura en la selva durante 120 días.