Ciudad de México. Los países más ricos del mundo ya amarraron la compra adelantada de mas de 2 mil millones de dosis de vacunas contra el Covid-19, aunque el producto final todavía tarde ocho o más meses para salir al mercado. Gran Bretaña y Estados Unidos cuentan con el compromiso de obtener prácticamente cinco vacunas per cápita cada uno.
Por el contrario, los países menos desarrollados, que requerirían como mínimo otros dos mil millones de dosis, solo han logrado afianzar suficientes vacunas para inocular a menos de una parte de sus poblaciones, según apunta Mario Campa, catedrático del Tec Monterrey campus Sonora.
Según sus análisis de las estadísticas de revistas científicas y organizaciones multilaterales, el economista reconoce que en este contexto de peligrosa desigualdad, en México y los demás países latinoamericanos y del Caribe la brecha es menor, ya que tendrían poco menos de una dosis per cápita, gracias al convenio argentino mexicano que fabricará y envasará las vacunas que lance al mercado AstraZeneca, quizá el proyecto que está mas avanzado en la fase experimental tres. El programa es financiado por la Fundación Carlos Slim.
“Lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) intenta hacer mediante el fondo Covax es equilibrar la distribución para que haya un piso mas parejo y para que los países mas pobres del planeta no queden al final de la cola cuando finalmente la vacuna salga al mercado”, añade Campa.
Este fondo es la herramienta principal de la iniciativa que lanzó la OMS para acelerar la respuesta internacional frente a la pandemia del coronavirus. Busca reunir toda la cooperación posible para agillizar el desarrollo, la producción, la experimentación, los tratamientos clínicos y las vacunas. Además está la alianza GAVI, que desde hace décadas promueve la expansión de campañas de vacunación en los paìses desarrollados y la Coalición para la Innovación de Respuestas Epidemiológicas (CEPI).
“Nadie gana hasta que todo el mundo gane”
Son diversas las fuentes que advierten que los países menos desarrollados corren el riesgo de no alcanzar suministros suficientes para sus propias poblaciones. En el lanzamiento del fondo Covax, que es operado conjuntamente con La OMS dejó claro que frente a esta pandemia “nadie gana hasta que todo el mundo gane”. Pero hasta la fecha, las buenas intenciones de la comunidad internacional no han ido mas allá de la retórica.
Con el fondo Covax se han comprado por adelantado 300 millones de dosis. Para una cobertura mínima de las poblaciones de los países de menores recursos –60 por ciento de la población mundial—se necesitan dos mil millones adicionales. Se necesitan todavía 18 mil millones de dólares de donantes para garantizar esa adquisición.
Datos publicados por la revista Nature en su última edición reportan que a mediados de agosto Estados Unidos aseguró en precompra 800 millones de dosis de por lo menos 6 proyectos en desarrollo, con la opción de adquirir mil millones más. El Reino Unido, con una población de 67 millones, ya tiene pre compradas 340 millones de dosis. Los países de la Unión Europea y Japón no se quedan atrás con estas operaciones comerciales de acaparamiento adelantado.
Estas son señales desalentadoras para los expertos que comprenden que la única forma de erradicar eventualmente la pandemia es inoculando a todos por igual, sostiene Mark Feinberg, director de la Iniciativa de la Vacuna contra el SIDA de Nueva York. Él trabaja actualmente en el laboratorio Merck, donde se desarrolla uno de los proyectos contra el Covid 19.
Nature, una de las publicaciones multidisciplinarias de ciencias de mayor prestigio, cita la advertencia de Richard Hatchett, de CEPI, quien recordó el alto costo humano que significó el hecho de que en 2009, en la epidemia de la influenza, pocas naciones ricas acapararon en un primer momento los suministros de la vacuna.
Si vuelve a fallar el objetivo de inocular de manera equitativa a todo el mundo “la pandemia será mas larga y más gente morirá.”
Reto mayúsculo
Mario Campa señala que el fondo Covax compite en condiciones desventajosas para la pre compra de vacunas para la población mas pobre. Los gobiernos de los países más desarrollados pueden adquirirlas a precios más caros y tienen mayor flujo de dinero disponible.
“Sería muy miserable”, expresa, “que las poblaciones que están en mayor riesgo de contagiarse y morir, las que viven en condiciones de mayor hacinamiento, las que se mueven siempre en transporte público, las no tienen acceso a servicios médicos especializados, queden al final de la fila”.
Covax –considera-- es “un buen mecanismo para enfrentarnos al mayúsculo reto de garantizar una distribución de vacunas equitativa en todo el mundo.
Pero también entraña un potencial conflicto de interés. Puede ser que domine entre los gobiernos de los países con mas recursos la idea de escatimar sus contribuciones a un fondo que servirá para que otros obtengan primero las dosis que estos potenciales donantes están tratando de garantizar para sí mismos”.
Las posibilidades de amortiguar los factores del acaparamiento son, enumera Campa: que las donaciones sean cuotas obligatorias, no voluntarias; que no solo los países de mayores ingresos sino también los de ingresos medios hagan aportaciones; que el sector privado siga jugando un papel fundamental.
--Pero con la salida de Estados Unidos de la OMS se esfuma también una parte muy sustantiva de esos recursos…--
--Así es. Estados Unidos aportó en las cuotas de 2018-2019 un 30.9 por ciento del total. El Reino unido 16.4 por ciento, Alemania 12 por ciento, Japón 5.,8 por ciento, Kuwait 3.8 por ciento y Canadá 3.6 por ciento. Y China, a pesar de ser potencia, solo aporta el 0.4 por ciento.