Ciudad de México. En el inicio del Encuentro de Formación Permanente de los obispos católicos, el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, expuso que la afectación que la contingencia sanitaria por Covid-19 ha tenido sobre el tejido social y eclesial, demanda a la Iglesia respuestas ante las inquietudes de un pueblo, “tan golpeado no sólo por la enfermedad y las muertes asociadas a la pandemia, sino también por la violencia y la caída de la economía”.
Pidió a los obispos ser promotores de esperanza “del pueblo que sufre y se desalienta”, e indicó que hacerlo “implica también la actitud profética de quien señala a su vez las causas que han originado la pobreza, la enfermedad y la creciente violencia”.
De igual manera, llamó a los prelados superiores ser creativos e innovadores. “De la pandemia está surgiendo un nuevo modo de ser Iglesia, menos centrada en el templo y más en los hogares, enseñándonos el gran valor que tienen los actuales medios digitales, de los que podemos sacar todavía más provecho pastoral”, dijo.
Previamente, en una misa que celebró por la mañana el vicepresidente de la CEM, Carlos Garfias Merlos, señaló “hoy mucha gente vive poseída y alienada de sí misma por los poderes que el mundo ofrece, viven una esclavitud de varias facetas. Se sigue viviendo la violencia y la inseguridad, se sigue dando la desigualdad, la descalificación, la marginación. Tanto daño que nos hace expresar tanto rechazo, crítica, descalificación entre las personas, los grupos, las organizaciones e instituciones”.
Por ello, instó a los prelados “a ser instrumentos de Dios para expulsar a estos y otros poderes que esclavizan a nuestra gente” y ayudar a que las personas “se reencuentren a sí mismas”.