Ciudad de México. La Compañía es el título que el pintor Daniel Lezama (Ciudad de México, 1968) escogió para su más reciente exposición montada en el Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano. Integrada por 20 óleos de gran formato, 11 monotipos, 12 litografías, 16 dibujos a lápiz, cinco tibores (cerámica policromada) y tres esculturas de bronce, la muestra fue curada por Erik Castillo. La obra corresponde al periodo 2017-2019.

El título de la exhibición se refiere a la antigua Compañía de Papel San Rafael, proyecto abandonado a mitad del siglo XX, que dejó naturaleza y edificaciones que se funden en nuevas formas y nuevos sentidos a partir del desuso y las fuerzas de los elementos. Para la exposición el artista pone en escena su imaginaria compañía en ruinas que intentó domeñar a la mujer mítica en forma e montaña.

Lezama, radicado en Cuernavaca desde 2019, basa su imaginario en experiencias de su niñez cuando realizaba arduos recorridos de escalada a la Iztaccíhuatl (La Mujer dormida), entre los siete y 12 años con su padre, por los valles boscosos de una región marcada y esculpida en la roca por la Compañía de Papel San Rafael. Estas experiencias recuperadas de sus recuerdos han tomado un papel central en su obra.

De acuerdo con Erik Castillo en la pintura reciente de Lezama se percibe un giro inédito: nunca antes, el artista se había concentrado tanto en su historia personal. No obstante, su obra última no es precisamente “autobiográfica”. Lo que se advierte, en todo caso, es “una elaboración compleja de memorias personales remotas y de experiencias cruciales acaecidas hace poco tiempo. Lezama sostiene en los cuadros recientes algo de su característica narrativa sobre lo mexicano, sin embargo subsumida plenamente en su propia individualidad; la diferencia es que ahora las imágenes son escenificaciones alegóricas de lo mexicano en términos más afirmativos, menos literales y, también, más críticos”.

Lezama ha inventado, a manera de compensación mental, una Compañía Alquímica imaginada, “una ciencia imaginaria y una tecnología fantástica”, de acuerdo con sus propias palabras. El curador acota que el elenco de personajes figurado en los cuadros compone la iconografía de una familia de seres energéticos, que se sueñan y se generan mutuamente. Es una suerte de industria ontogénica de liberación de energía inconsciente (imbuida siempre de alusiones sexualistas).”

Aunque el Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano aun está cerrado, se puede visitar La Compañía previa cita al correo [email protected]. Se organizan grupos de 20 personas para hacer el recorrido.