Ciudad de México. El Banco de México (BdeM) señaló que la pandemia de Covid-19 ya ha golpeado a los créditos que tienen contratados las familias y pequeñas y medianas empresas, por lo que es posible que existan presiones en la estabilidad del sistema financiero mexicano.
En su minuta de la más reciente decisión de política monetaria del banco central, un miembro de la Junta de Gobierno señaló que las presiones en los ingresos públicos podrían afectar las perspectivas del riesgo soberano y que problemas de solvencia en hogares y empresas podrían presionar la estabilidad del sistema financiero.
Asimismo, se destacó que algunos de los miembros señalaron que entre los riesgos para el crecimiento económico del país está la posibilidad de que se prolonguen las afectaciones en la producción de bienes y servicios y en los ingresos de empresas y hogares.
Al respecto, algunos integrantes señalaron que ya han aumentado los índices de morosidad de ciertos segmentos de la cartera crediticia bancaria y no bancaria.
Si bien uno de los integrantes consideró que las medidas implementadas por el BdeM han contribuido a absorber adecuadamente el choque, la realidad es que la tasa de variación real anual del financiamiento ha venido decreciendo y que en junio incluso fue negativa.
En el ámbito externo, según la minuta, además de los riesgos globales, está el de una recuperación más lenta de lo prevista en las economías avanzadas, en especial en Estados Unidos.
Uno subrayó que los riesgos mencionados se acentúan en virtud del modesto apoyo de la política fiscal y agregó que ante la posibilidad de un rebrote de casos de Covid-19 no puede descartarse un nuevo episodio de contracción.
Otro mencionó que el grado de fragilidad de la recuperación es alto si se considera el daño de mediano y largo plazos sobre las empresas y la inversión, misma que ya se encontraba afectada antes del surgimiento de la crisis sanitaria.
En tanto, la mayoría indicó que el crecimiento se encuentra sujeto a importantes riesgos a la baja. La mayoría coincidió en que se prevén mayores condiciones de holgura en el horizonte en que opera la política monetaria.
Por el lado positivo, los miembros de la Junta de Gobierno coincidieron en que la brecha laboral, que habla de las personas desocupadas, disponibles para trabajar o subempleadas, tocó fondo en mayo pasado cuando se ubicó en 53 por ciento de la población económicamente activa.
Toda vez que, para el mes de junio, este indicador se ubicó en una tasa de 40 por ciento, aunque sigue siendo el doble de la registrada en marzo, mes en el que inició la crisis por la pandemia de Covid-19.