Ciudad de México. Actualmente, la obediencia a la autoridad de las diferentes instancias de la sociedad “sufre un grave deterioro. Muchas veces y con frecuencia debido a la mala gestión de los administradores”, afirmó el arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes.
En la misa dominical, que celebró a puerta cerrada en la Basílica de Guadalupe, expuso que en los distintos niveles de autoridad eclesial “también ha sido una constante histórica la presencia de una mala gestión”, que ha repercutido en la disposición de los fieles “para aceptar, de buen grado y confiadamente, la participación y colaboración en las propuestas de renovación, que exigen los tiempos actuales”.
Preguntó: “¿Por qué sucede con tanta frecuencia la corrupción, a quien se le confía una gran responsabilidad?”, sin duda, dijo, hay dos factores que determinan la buena gestión de un administrador: la preparación, tanto en la formación personal como en la capacitación para desempeñar el oficio, y la convicción “sincera y leal”, expresada públicamente en la persona que le confía la responsabilidad.
Aguiar Retes señaló que “nuestra inteligencia busca conocer lo que nos conviene, y descubrir lo que impide nuestros proyectos de vida. Luchamos por lograr los pasos que nos conduzcan al cumplimiento de nuestros propósitos. Esta es la lógica humana. Pero, si impulsados por un individualismo egoísta, nos empeñamos en alcanzar a toda costa nuestras metas, fácilmente dejaremos de lado la ética natural de hacer el bien, y asumiremos el camino fácil y atractivo de justificar o de encubrir los medios injustos y deshonestos con tal de obtener el fin”.
Así, añadió, “se nubla la razón y perderemos la conciencia del bien, quedando seducidos por nuestro objetivo, seremos arrastrados a practicar el mal, la deshonestidad y la injusticia, causando un gran daño, a quienes nos rodean, y a quienes dependen de nosotros”.