Ciudad de México. Hablan Las Abejas de Acteal: “Sin más preámbulo y sin pena y miedo, denunciamos que el conflicto entre los pueblos de Aldama y Santa Martha Chenalhó, en el estado de Chiapas, es consecuencia directa de la impunidad de la guerra de contrainsurgencia en Chiapas y el caso de la Masacre de Acteal”.
Al conmemorar, como cada día 22, los hechos ocurridos en el campamento de desplazados indígenas Los Naranjos, en las laderas de Acteal, Chenalhó, el 22 de diciembre de 1997, la organización de la sociedad civil Las Abejas señala: “Como en la era de los gobiernos priístas y panistas, la de crear y administrar conflictos que parezcan intercomunitarios con el objetivo de romper el tejido social y comunitario de los pueblos originarios, y así imponer sus megaproyectos, ahora de eso se encarga el gobierno de la ‘4 Transformación’”.
Ello porque “los paramilitares, quienes participaron en robo de pertenencias y quema de casas de las bases del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y de los miembros de la Organización Sociedad Civil de Las Abejas de Acteal y, en la Masacre de 45 mujeres y hombres más cuatro no nacidos, nunca recibieron un castigo completo, al contrario, se les premió por matar. Esa es la lógica del por qué la semilla de la violencia en Chenalhó y en otros lugares de Chiapas sigue creciendo, y tanto las fiscalías como los jueces siguen encubriendo a cualquier criminal al servicio de los intereses de los ricos y de las políticas desestabilizadoras hacia los pueblos organizados y en resistencia a los megaproyectos de muerte”.
Y preguntan: “¿Por qué a casi 23 años de la Masacre de Acteal, en lugar de investigar y llevar a juicio a los paramilitares autores materiales e intelectuales, en Chenalhó reviven la violencia y los desplazamientos forzados? Porque las armas de los paramilitares que usaron en la masacre de Acteal nunca fueron decomisadas, al contrario, las mismas autoridades municipales, estatales y federales han permitido la violencia usando armas como medio de arreglar cualquier diferencia política e ideológica”. Señalan que el pasado día 19, un grupo armado envió un mensaje, a través de un video, del conflicto entre Aldama y Santa Martha, donde éstos se exhiben “con sus armas de uso exclusivo del Ejército”. Reiteran que “un pueblo sin memoria, está condenado a repetir los mismos errores”.
Y recuerdan: “Un 17 de diciembre de 1997, cinco días antes de la masacre de Acteal, se instaló una mesa de diálogo en la comunidad Las Limas de Chenalhó, según para detener la violencia desatada con el objeto de acabar con la lucha y resistencia de las bases de apoyo del EZLN y miembros de Las Abejas. Mientras se realizaba dicho encuentro, cínicamente el grupo paramilitar priísta, gente del entonces presidente municipal de Chenalhó Jacinto Arias Cruz, del ejido Puebla, estaba quemando y saqueando la casa de una familia de Las Abejas, y cinco días después, esa familia fue masacrada junto con los 45 en el campamento de Los Naranjos”.
La organización tzotzil añade: “Ante la escalada de violencia resurgida en Chenalhó, en donde los mismos patrones y tácticas de terror y de muerte se repiten, les preguntamos directamente a Andrés Manuel López Obrador y a Alejandro Encinas, ¿creen que los ‘acuerdos amistosos’, son las herramientas eficaces en los casos en los que niñas y niños, ancianos y ancianas, mujeres y hombres en Aldama y Santa Martha, están pasando frío, hambre hasta incluso están al borde de la muerte?”.
Y dirigiéndose “a nuestros hermanos y hermanas de Aldama y Santa Martha” advierten: “Los conflictos y diferencias internos existen de por sí, pero también existen métodos pacíficos que nos llevan a una solución verdadera. El que resuelve algún conflicto con odio y con armas y cree que matar a su prójimo es la solución, en realidad es que no tiene la capacidad de conciencia y respeto así mismo. Los invitamos a recapacitar, el odio destruye. También recuerden, hermanos, que los partidos políticos, los patrones de las fincas, los ricos y los malos gobiernos son quienes han traído a nuestras comunidades y pueblos las divisiones y los conflictos”.
En la convicción de que sin justicia no puede haber paz, Las Abejas insisten en dejar claro que no están negociando ningún “acuerdo amistoso” con el gobierno, sino que van por el informe a fondo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “Aceptar una justicia a medias, sería una traición a nuestras 45 hermanas y hermanos y los cuatro bebés no nacidos. ¡No a la solución amistosa!” concluyen.