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Nuestro camino es aprender a ser comunidad, asegura Ofelia Medina

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La actriz, activista y productora en la casa de Emilio Indio Fernández, en Coyoacán. Foto Cristina Rodríguez
21 de agosto de 2020 10:26
 
Ciudad de México. Para Ofelia Medina, el individuo es el pasado de la humanidad, nuestro camino es aprender a ser comunidad

La actriz y activista convoca a la sociedad a donar a la fundación El Fideo para desplazados en Chiapas.

La pandemia ha provocado el recrudecimiento absoluto de las condiciones de los desplazados, dice.

Hay dolores que no se quitan nunca, y el de Ofelia Medina por “el otro“ es de esos. Empezó hace mucho tiempo, antes de 1985, cuando conoció, in situ, la miseria en la que desde tiempos precolombinos viven los pueblos originarios: lo mismo en Veracruz que en Oaxaca, en Chiapas, en Guerrero... Con él a cuestas, la actriz se adentró en ese mundo.

La también productora comparte que esa necesidad por ayudar a los dueños primigenios de estas tierras, olvidados por generaciones de gobernantes indolentes, la llevó a sumarse, en 1990, a la fundación del Fideicomiso para la Salud de los Niños Indígenas de México (Fisanim AC, https://www.fisanim.org/), pero le decimos El Fideo, precisa con una entonación que acaricia cada letra.

Ahora mismo, comparte, se brinda alimentos y otros insumos de primera necesidad a 3 mil personas desplazadas por la violencia en Chiapas. Por esa razón, busca crear conciencia para que los ciudadanos apoyen a El Fideo, que ayuda donde el Estado, afirma, no lo hace, o es deficiente.

Apoyamos a comunidades zapatistas, a las organizaciones que fueron masacradas en Acteal, que se aglutinaron en la organización social Las Abejas.

Llevamos alimentos, juguetes a Acteal, Chalchihuitán y Aldama... Por un segundo, la actriz interrumpe la charla y del otro lado de la línea musita: Me avisan que están atacando a la gente de Aldama.

Regresa unos minutos después, no del todo repuesta y recuerda que la violencia, el olvido y el Covid-19 han causado más estragos en esa población vulnerable, pues si antes apenas tenía lo necesario para subsistir, ahora ya no tiene nada.

Es un recrudecimiento absoluto para los desplazados. Hay quienes enfermos deben pernoctar en el suelo, a la intemperie, en espera de ser atendidos en el único centro hospitalario, que les queda lejos. No tienen agua ni techo ni alimentos. La situación de esas comunidades se ha agudizado, porque, por si fuera poco, todo se ha encarecido. Además, se trivializa la verdadera situación de la salud, reitera.

Se trata de hacer justicia

Recuerda: Ha habido una parálisis del sistema de justicia, de por sí paralizado. Pero no culpa a nadie en particular, aunque admite que “son los tres niveles de gobierno, municipal, estatal y federal, así como los ciudadanos, los responsables, y exhorta a hacer más, ya que no basta con sólo donar a proyectos como El Fideo; se trata de hacer justicia, de hacer comunidad.

No es uno ni 20, somos responsables todos los mexicanos.

Y es de vieja data, recalca, pues le tocó vivirla en carne propia cuando la amenazaron de muerte por participar en la difusión y defensa del activista Sósimo Hernández.

Ofelia Medina regresa al punto: ayudar, convocar a donativos a través de https://www.fisanim.org/, no para solucionar una problemática que indigna, porque alcanza a 10 millones de personas empobrecidas y a las que sumarán 26 millones más al terminar la pandemia, sostuvo.

Su entonación se hace de piedra, de lumbre, cuando habla de que estamos en emergencia alimentaria, y no reconocerlo va a traer más problemas; tal parece que ahora mismo no es prioritaria la alimentación.

Mas ella y sus compañeros no se quedan de brazos cruzados, como no lo han hecho desde 1990, cuando crearon ese fondo de ayuda humanitaria, que no se queda sólo en entregar insumos, enseres, pues capacita en nutrición a miembros de esas comunidades y lucha por visibilizar el asunto.

Apostamos, comparte, a una alimentación nutritiva, basada en el amaranto, el gran tesoro de la alimentación de los pueblos prehispánicos, mezclado con maíz y frijol, todo molido, como un pinole.

Sí, Ofelia Medina siente dolor por lo que sucede allí, en Chiapas, en Chenalhó, y ¿qué es lo que pasa en Chiapas? Lo que pasa en todo el país, el resultado de la desigualdad e injusticia.

Pero no tiene tiempo para regodearse en el dolor, por eso clama apoyo civil en tiempos en los que el nuevo coronavirus ha recordado al ser humano su fragilidad. Nuestro camino es aprender a ser comunidad. El individuo es el pasado de la humanidad. Pero las organizaciones de los pueblos indígenas, hablan por su colectividad. Ellos ya lo sabían desde hace siglos.

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