Ciudad de México. La pandemia de Covid-19 ha tenido un fuerte impacto en la realidad de miles de migrantes de México y América Central. Debido a la crisis sanitaria seis de cada diez han tenido que suspender o renunciar a sus aspiraciones migratorias, 50 por ciento ha perdido su empleo, cuatro de cada diez han visto reducidos su salarios o sus jornadas laborales, la gran mayoría de quienes envían remesas (80 por ciento) se han visto obligados a disminuir la cantidad de dinero que depositan a sus familias y más de la mitad ha tenido consecuencias negativas en su salud mental.

Estos son algunos de los resultados del informe Efectos del Covid-19 en la población migrante. Sondeo en América Central y México, elaborado por la Oficina Regional para Centroamérica, Norteamérica y el Caribe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que es la agencia de las Naciones Unidas que atiende a ese sector.

El análisis revela que a causa de la pandemia, 47 por ciento de las personas que tenían intención de migrar, han visto pospuesto ese interés, y 10 por ciento decidieron cancelar definitivamente ese objetivo. Aunque 84 por ciento piensa retomar el viaje una vez que se reabran las fronteras.

Entre quienes ya migraron, uno de cada cinco quiere retornar a su país de origen debido a que por el Covid-19 perdió en empleo o ha enfrentado otro tipo de problemas socioeconómicos. Esto representa “un reto para las naciones de origen, por la afectación en los mercados laborales en el contexto de la pandemia”, señaló Alexandra Bonnei, coordinadora del Programa Regional sobre Migración en Mesoamérica y el Caribe de la OIM, al presentar el estudio este jueves.

Para esta investigación se entrevistó a mil 660 migrantes, un tercio de ellos fuera de su país desde hace más de cinco años. La mayoría se encuentran en México o América Central, y un pequeño número (2 por ciento) en Estados Unidos. En estos resultados preliminares se presenta las respuestas dadas en junio, aunque las encuestas siguen abiertas.

La crisis sanitaria global, dijo Bonnei, ha tenido severos impactos en el ámbito socioeconómico de la población migrante.

El informe asienta que 51 por ciento de ellos perdieron el empleo a causa de la pandemia y 20 por ciento declaró estar trabajando actualmente, el resto estaba desempleado o no contaba con una fuente de ingresos desde antes del Covid-19.

De quienes perdieron el trabajo, 22 por ciento iniciaron un pequeño emprendimiento, la gran mayoría de ellos, 76 por ciento, en el sector informal, y las mujeres son las que más lo hicieron.

Cuatro de cada diez de quienes han logrado conservar el empleo vieron reducido su salario y sus horas de trabajo; mientras que diez por ciento de ellos han tenido que trabajar más tiempo a causa de la pandemia.

El 40 por ciento dejó de enviar remesas y del 60 por ciento que lo sigue haciendo, ocho de cada diez han tenido que reducir el monto de esos envíos debido a la pérdida de ingresos.

Además, 12 por ciento de los encuestados trabaja en el sector social y de salud. “Lo que revela que parte del personal que respondió a la pandemia, es migrante”, indicó Bonnei.

En los impactos a la salud, el informe refiere que 99 por ciento de los migrantes encuestados afirma estar siguiendo las recomendaciones sanitarias preventivas. “Eso permite luchar con la idea falsa que se ha podido vincular en algunos espacios de que los migrantes son vectores de contagio. No es así”.

Seis de cada diez ha reportado alguna afectación en su salud mental a causa de la pandemia. En su mayoría han presentado estrés, episodios de tristeza y ansiedad vinculados a la pérdida de ingresos.

Como conclusión, la investigadora de la OIM refirió que los resultados, si bien no pueden ser concluyentes ni generalizar la problemática que enfrenta esa población, sí representan una aproximación a su realidad, y subrayan la necesidad de que en las políticas de recuperación socioeconómica que emprendan las naciones de origen, tránsito y destino de migración, deben tenerlos en cuenta.