Ciudad de México. El sector privado reconoció que debido a la baja inclusión de la mujer en las actividades económicas, México no ha logrado avanzar en el desarrollo y consideró que lo logrado en materia de género podría perderse ante la aparición del Covid-19.
Durante la adhesión del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) al programa He for She de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Carlos Salazar Lomelín, presidente del organismo del sector de la iniciativa privada, reconoció que si bien la inclusión de la población femenina es un problema internacional que afecta la vida laboral, económica, social y política de todas las comunidades, en México se presenta un rezago más acentuado en comparación con otros países de América Latina.
Apuntó que el índice anual de la brecha de género del Foro Económico Mundial, que incluye a 184 naciones, el país siempre está en las últimas posiciones en rubros claves como la participación económica, la participación laboral y la inequidad.
Destacó que según datos del Inegi, la participación laboral femenina en México es de 45 por ciento, contra 80 por ciento de la participación masculina. “Esto nos pone como país con mayor brecha de género en el empleo dentro de la OCDE”, dijo.
Comentó que si bien la cifras son previas al impacto del Covid-19, los sectores de hospitalidad y servicios, los cuales emplean a más mujeres, han sido los más importados.
Reconoció que México está perdiendo grandes oportunidades de crecimiento y desarrollo por los niveles tan bajos de inclusión e incluso este factor es uno de los que ha obstaculizado que avance como nación desarrollada.
“La inclusión de las mujeres debe verse desde una óptica de competitividad, rentabilidad, crecimiento económico y desarrollo”, puntualizó.
Comentó que de acuerdo un estudio de McKinsey, solo una de cada cuatro empresas tienen objetivos para incrementar la participación de las mujeres, mientras que las posibilidades para que una mujer pueda escalar hasta un puesto directivo es uno en 200 mil, mientras que para hombres es uno entre 2 mil 300.
Sostuvo que con una mujer en puestos directivos, las compañías pueden generar un retorno de inversión de 47 por ciento, el beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (EBITDA) puede tener un margen de 55 por ciento mayor y un valor económico agregado de 28 por ciento.
Sofia Belmar Berumen, presidenta de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), destacó que si bien las mujeres han ido ganando terreno en los espacios económicos, políticos y sociales, por la aparición del Covid-19 algunos de los avances se podrían revertir y acentuar las desigualdades que ya existían.
Apuntó que es necesario construir una agenda, puesto que cifras de la OCDE señalan que cerrar la brecha de participación de la mujer el PIB por cada persona seria de mil 100 dólares al año.
El sector privado se adhirió a cumplir con promover mayor participación de las mujeres dentro de los distintos órganos y mecanismos de trabajo de los organismos empresariales; avanzar en la transversalización de la igualdad de género, creando grupos de trabajo y agendas específicas sobre inclusión en el sector privado; generar conciencia sobre la igualdad de género e inclusión y sus impactos positivos en la cultura organizacional.
También promover el uso de herramientas de autodiagnóstico sobre temas de género e inclusión; generar acciones para la eliminación de la violencia de género en los lugares de trabajo y promover y apoyar mejores políticas corporativas de inclusión de género.