Nuevo México. La muerte de Antonio Valenzuela, de 40 años, no generó protestas masivas como la de George Floyd. De hecho, su muerte a manos de la policía casi no repercutió afuera de la ciudad donde se produjo, cerca de la frontera con México.
Los detalles de la muerte de Floyd, un afroamericano de 46 años fallecido a manos de la policía de Minneapolis, se parecen mucho a los de la de Valenzuela, un hombre de ascendencia mexicana muerto en Las Cruces, Nuevo México, tres meses antes de que estallasen las protestas mundiales por el deceso de Floyd. Igual que Floyd, Valenzuela murió asfixiado, durante un encuentro con la policía.
A medida que las manifestaciones del movimiento Black Lives Matter crecen, activistas hispanos se están plegando a protestas multirraciales en las que tratan de enfocar la atención en episodios policiales mortales, algunos de los cuales se produjeron décadas atrás. Los activistas y las familias de las personas que murieron a manos de la policía dicen que no tratan de distraer la atención de las manifestaciones de Black Lives, sino sacar a la luz su propio sufrimiento a manos del racismo sistémico y de la policía.
Los activistas ponen como ejemplo casos desde Phoenix hasta Massachusetts en los que se perciben patrones violentos en el trato de los hispanos por parte de la policía, similares a los de los afroamericanos. Como sucede con las muertes de hombres y mujeres de raza negra, los agentes rara vez son castigados cuando la víctima es un hispano. Los casos que involucran a hispanos, no obstante, rara vez generan titulares en todo el país, ni siquiera si son filmados.
El escaso interés en los hispanos y la policía refleja lo poco que se sabe acerca de la historia de los hispanos en Estados Unidos y del racismo en el sudoeste del país y en la frontera con México. Refleja asimismo la resistencia que enfrentan algunos mexicano-estadounidenses cuando tratan de participar en el debate nacional en torno a la raza.