En el regreso a clases a través de las pantallas de televisión, los maestros y padres de familia deben emplear la creatividad y flexibilidad, pilares esenciales de la resiliencia, recomendó Karla Salazar Serna, académica e investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La especialista en temas de resiliencia -definida como la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación inusual o dramática, y volver a la normalidad-, explicó que el regreso a las clases, en las actuales condiciones, no será un tema sencillo, pues el contexto impone niveles elevados de estrés, además de que “no es normal” impartir o tomar clases frente a una pantalla, sentado durante muchas horas al día.
Tenemos que lograr, dijo, que este regreso a clases, en la “nueva normalidad”, sea lúdico y menos estresante. “El desafío es para todos, incluyendo padres de familia, profesores y desde luego los alumnos, sobre todo los más pequeños; es poder conciliar esta nueva modalidad del estudio en casa, con la salud en el sentido más amplio”, señaló.
Dijo también que esta situación también la enfrentan, no de manera menos grave, los estudiantes de educación media superior, quienes también en breve iniciarán su siguiente ciclo escolar 2020-2021.
En entrevista, la investigadora del CRIM, con sede en Cuernavaca, Morelos, señaló que la flexibilidad es otro de los pilares de la resiliencia. “No puede ser tan rígida la forma de transmitir conocimiento; justo ahora es cuando tenemos que ser más flexibles. Por ejemplo, permitir a los alumnos pararse, hacer ejercicio de respiraciones, permitir a los niños jugar, dejar menos tareas, e incluso modificar los estándares de evaluación”, sugirió.
Incluso, durante la entrevista planteó la conveniencia de que el sistema educativo “estuviera dispuesto a perder un año escolar”, pues la situación por la que atraviesa es sumamente complicada e inédita.
Salazar Serna consideró que en las actuales circunstancias los alumnos de educación básica no pueden estar sujetos a un plan de estudio que esté centrado de manera esencial en la adquisición de conocimientos temáticos. Puso como ejemplo el sistema educativo de los países nórdicos -que conoce por una estancia y una investigación desarrollada en Noruega –, donde la educación básica “no se trata tanto en avanzar en ejes temáticos”, sino que pondera en mayor medida la socialización y las formas de convivencia.
De hecho, pidió cuestionarnos las cosas que nos ha llevado como sociedad a tener que socializar a través del consumo. Esto lo vimos con claridad, dijo la investigadora del CRIM, cuando se permitió la apertura de los centros comerciales en la Ciudad de México, y observar la forma multitudinaria en que acudían las personas a ellos, en busca de compras, pero también como una forma de esparcimiento y de socializar.
Finalmente, señaló que el regreso a clases en estas circunstancias, a través de la televisión, va a ayudar, pero implica un enorme reto, el cual solo podrá sortearse de mejor manera si se emplean la creatividad y la flexibilidad, pilares esenciales de la resiliencia.