Moscú. La crisis postelectoral en Bielorrusia –en su segundo día después de los comicios del domingo anterior–, dista de haber terminado, aunque pudiera parecer que la brutal represión que desató el relecto presidente Aleksandr Lukashenko, tras procalamarse ganador contra quienes protestan contra lo que consideran un fraude antológico, acabó con las protestas.
Porque la noticia principal de este martes es que Svetlana Tijanovskaya, la candidata unifacada de la oposición que desconoció el triunfo de Lukashenko, decidió exiliarse en Lituania y exhortó a sus seguidores a abandonar la lucha, de creer el video que difundieron las autoridades.
En realidad, después de horas de estar retenida contra su voluntad en la sede de la Comisión Central Electoral de Bielorrusia, donde presentó una queja contra las irregularidades en los comicios, se enfrentó a un dilema que le plantearon funcionarios de la seguridad del Estado.
La líder opositora bielorrusa, Svetlana Tijanovskaya, salió de su país, que vive unas convulsas jornadas tras la reelección de Aleksandr Lukashenko en unos discutidos comicios cuyo resultado no reconoce. #noticiasDW /e pic.twitter.com/Tf7yBprMd1
— DW Español (@dw_espanol) August 11, 2020
Acorralada, tuvo que escoger si aceptaba irse del país y leer un documento preparado por ellos, o si prefería que Maria Moroz, su amiga y jefa de campaña, y otros miembros de su equipo, siguieran encarcelados, bajo la grave acusación de pretender dar un golpe de Estado.
De acuerdo con sus seguidores, Tijanovskaya no tuvo más remedio que aceptar y, junto con Moroz, fue llevada a la frontera con Lituania, dejando Lukashenko entre rejas a otros opositores como rehenes.
Ahora su gobierno, de ser necesario, puede decir que “las ovejitas” (como descalifica Lukashenko a Tijanovskaya y sus colaboradoras más cercanas) huyeron y, si la tensión en la calle aumenta, acusar a la oposición de impulsar una rebelión desde el exterior.
Mientras tanto, este martes puede considerarse sólo una especie de tregua obligada para reagrupar fuerzas de los adversarios de Lukashenko y, en los próximos días, sabremos si realmente se extinguen las protestas o adquieren renovada fuerza, en caso de que el llamdao a la huelga general venza el miedo a perder el empleo y sume adeptos.