Ciudad de México. De Paraguay para el mundo, el Movimiento Pu Joa presenta desde este domingo y hasta el 19 de agosto las VII Jornadas de Música Nueva de Cámara, que incluyen conciertos, charlas y talleres.
Para ello, y debido a la pandemia del Covid-19, este proyecto musical empleará su canal de Youtube para que el público pueda ver los conciertos en esa plataforma desde cualquier lugar donde se encuentre. Los recitales permanecerán 24 horas.
Pu Joa —que en guaraní significa sonidos en conjunto— surgió en 2013, a raíz de unos cursos mensuales de música de cámara que realizó el violista uruguayo Gerardo Gramajo, en la Universidad de Asunción, de Paraguay.
Como se sumó un grupo numeroso y entusiasta de músicos jóvenes, se decidió continuar el proyecto por fuera del ámbito universitario, ya que éste dejó de apoyarlos. Desde ese momento, anualmente se hacen alrededor de seis a ocho cursos.
Este movimiento se conformó como un grupo de músicos y no como una orquesta. Se suele presentar en diferentes formatos: dúos, tríos y ensambles pequeños.
Al principio el único docente era Gramajo, sin embargo se han ido sumando maestros de diferentes instrumentos y nacionalidades (argentinos, uruguayos y alemanes).
Además, se incluyeron actividades paralelas como charlas, talleres, seminarios y conciertos, donde los músicos jóvenes fueron presentándose en vivo en diferentes salas. Un año después del surgimiento del movimiento, en 2014, se decidió crear las Jornadas de Música Nueva de Cámara.
Gerardo Gramajo dijo que este año, la curaduría de las jornadas fue realizada junto al compositor argentino Marcelo Rodríguez: “El repertorio fue escogido porque nos parece pedagógico. Nos ofrece algo que consideramos de interés para el público, y que nos aleja de lo que habitualmente se presenta en las salas de conciertos a nivel institucional, ya sea en las orquestas o en las instituciones oficiales, que suelen ser conservadoras y repetitivas”.
Entre las obras que se presentan este año se encuentran los estrenos de los uruguayos, Camilo Rodríguez y Sofía Scheps; las piezas de los compositores mexicanos Alfredo Antúnez y Eduardo Caballero; y de los argentinos Leandra Yulita y Demián Rudel.
Como músicos, participan los paraguayos Laura Alvarenga (violonchello), Marye Benítez (viola) y César Flecha (violín); los uruguayos Natalia Bibbó (flauta), Fernando Britos (guitarra) e Irene Porzio (piano); la boliviana Ivonne Iturry (violín) y el alemán Franz Doersam (fagot), entre otros.
“Para mantener los estándares de calidad en medio de esta pandemia, se grabaron versiones lo más parecido posible a un concierto en vivo, pero no son de estudio. Se intentó mantener la espontaneidad, la situación del concierto, porque nos parece importante”, explicó Gramajo en entrevista con La Jornada.
Las jornadas son una especie de sacudón en el medio musical paraguayo que a veces se muestra muy parco: “Para nosotros la música no es un ornamento que está ahí para adornar algo, sino es algo que está presente en el día a día y la música nueva refleja también la realidad que tenemos ahora”, mencionó.
Los compositores no son solamente señores que vemos en los museos, nosotros no somos los guardianes del museo histórico musical de Europa, sino los intérpretes de música que consideramos valiosa de todas las épocas: del pasado, pero también lo que hace la gente en el presente, destacó.
Este proceso se encuentra acompañado del rigor y la exigencia artística. “Tampoco nos sirve de nada que las cosas se hagan con descuido o con desgano. Lo más positivo es el entusiasmo y la preocupación por el rigor artístico y por hacer lo mejor posible”, dijo el intérprete.
Las jornadas se nutren de las distintas estéticas latinoamericanas, que reflejan las diversas realidades de la región: su historia pasada y reciente.