La Paz. Bolivia celebró el jueves su aniversario patrio sin desfiles, con ceremonias oficiales austeras y ciudades cercadas por protestas en contra del aplazamiento de las elecciones presidenciales de septiembre a octubre, lo que ha reactivado la tensión política del país en plena pandemia.
La presidenta interina Jeanine Áñez dio su discurso desde el palacio presidencial y no en la Asamblea Legislativa, controlada por el Movimiento al Socialismo (MAS) —el partido del exiliado ex presidente Evo Morales— con el que mantiene una enconada lucha.
La mandataria fustigó al MAS por boicotear su gestión pero también al Tribunal Supremo Electoral (TSE) por provocar “incertidumbre" e “inestabilidad política” al modificar la fecha de elecciones que estaban fijadas para el seis de septiembre y fueron aplazadas para el 18 de octubre debido a la pandemia, lo que ha llevado a los sindicatos afines a Morales a bloquear carreteras desde el pasado lunes poniendo en riesgo el suministro de oxigeno y medicamentos a los hospitales.
“El país no está para jugar con fechas ni para protestas, sino para cuidar la salud y reactivar la economía", dijo Añez.
A nueve meses de haber asumido la presidencia interina para “pacificar el país” y llamar a nuevas elecciones, la mandataria soporta un desgaste por su gestión de la pandemia —salpicada por escándalos de corrupción— y por su decisión de postular a una candidatura en los comicios a pesar de su promesa de privilegiar la transición con un proceso transparente.
Áñez aseguró que no tiene intenciones de “prorrogarse” y que los tres meses que debía permanecer en el poder se han ido ampliando debido a la emergencia sanitaria. La presidenta tomó el poder en noviembre de 2019, tras la salida de Morales.
En su informe, Áñez admitió “tropiezos” y “errores” para enfrentar la crisis sanitaria que hasta el jueves registraba 85 mil 141 contagios y dos mil 385 decesos, pero dijo que ningún gobierno está preparado para “evitar una guerra civil” como le tocó a ella y tres meses después afrontar una pandemia, en referencia a las violentas protestas de finales del año pasado que provocaron 36 muertes y derivaron en la renuncia de Morales tras casi 14 años en el poder después de unas elecciones anuladas por sospechas de fraude.
Los cortes de ruta en la mayoría de las regiones han agravado la situación y están activando las divisiones que vivió el país el año pasado. Las ciudades comienzan a sentir la escasez de alimentos y combustible.
Más tarde, el ministro de Gobierno, Arturo Murillo, dijo que de no prosperar el diálogo con los sectores en protesta, las fuerzas del orden intervendrán los bloqueos “en cualquier momento”.
Desde Buenos Aires, donde está exiliado, Morales apoyó las protestas y alegó que son “en defensa de la vida, la salud y la democracia”.
En tanto, la Organización de Estados Americanos (OEA) manifestó en un comunicado su “extrema preocupación” y ha llamado a desbloquear el tránsito de los insumos sanitarios al tiempo que ha calificado de “inmoral e indigno jugar a la política con la vida de la gente”.
La Iglesia Católica, a su vez, condenó el “sectarismo” y la “intolerancia” en las homilías por el aniversario patrio.
Ofrendas florales con presencia sólo de autoridades civiles y militares y pocos discursos han sido la tónica de la jornada. El feriado ha sido aprovechado por la gente para permanecer en casa en momentos en que los contagios se han disparado.