Ciudad de México. La persecución de José Antonio Yépez Ortiz pasó por la aprehensión temporal de sus más cercanos familiares, entre ellos su padre, madre, hermana y una prima.
El 6 de marzo pasado, Rodolfo Yépez, padre de El Marro, fue detenido en un retén de la Guardia Nacional y policías estatales en calles del centro de Celaya, Guanajuato, cuando conducía un automóvil marca Toyota, con reporte de robo.
Por tratarse de un delito del fuero común, el detenido fue presentado ante la fiscalía estatal, quien lo consignó ante un juez local, acusado por el delito de robo equiparado, un ilícito considerado no grave.
Sin embargo, el 26 de junio siguiente, le fue concedida la libertad bajo fianza, de diez mil pesos, luego de que el juez consideró que por su edad, 60 años, podría tener el riesgo de contraer Covid-19 en prisión.
Día antes, el 20 de junio, la madre del Marro, María Ortiz; su hermana Juana y su prima Rosalba, fueron detenidas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en el poblado de San Isidro Elguera, municipio de Celaya.
Se les señaló entonces como presuntas operadoras financieras del cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL), debido a que en el inmueble donde se encontraban se aseguraron dos millones de pesos en efectivo y un kilogramo de metanfetaminas.
Por este operativo, Yépez Ortiz subió en redes sociales un video donde denunció la presunta complicidad de autoridades estatales y federales con el cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), su rival en el robo de combustibles, y desató una movilización de sus cómplices, quienes bloquearon carreteras y quemaron vehículos; en estos enfrentamientos se detuvieron a 26 personas.
Sin embargo, una semana después, un juez estatal ordenó la liberación de los familiares del Marro, luego de que durante la audiencia inicial consideró que no había elementos suficientes como para vincularlos a juicio.