El Covid-19 aceleró los trabajos para concretar la transformación del sistema agroalimentario y nutricional del país y transitar a un modelo “saludable, sustentable, justo y competitivo” y reveló el daño que la mala alimentación genera a la salud, señaló a La Jornada, Víctor Suárez Carrera, subsecretario de Alimentación y Competitividad de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
En entrevista, recordó que “pronto” el presidente Andrés Manuel López Obrador anunciará de manera formal una campaña nacional de “vida saludable”, cuya base será la alimentación adecuada o nutritiva, y que deberá implicar un “proceso de transformación de hábitos”.
Pero acotó que los hábitos alimentarios no cambiarán si no se modifica el entorno obesogénico que prevalece en el país. “Esto se debe relacionar con la disponibilidad para adquirir alimentos saludables, y que en el entorno se tenga acceso a alimentos saludables. De nada sirve que hables que necesitamos comer alimentos saludables, pero en tu espacio, comunidad, ejido, localidad no tienes acceso a ellos, sino solo a una oferta de productos chatarra”.
Comentó que se promoverá que en las escuelas haya cooperativas que provean alimentos saludables para niños y niñas. Ello a diferencia de lo ocurrido en otras administraciones en que solo se redujeron las porciones de los productos no saludables. También se perfila promover el cultivo de alimentos saludables, sin agroquímicos en las escuelas, en los traspatios familiares, en las parcelas, en las localidades y comunidades”.
Destacó que un elemento central la entrada en vigor el 1 de octubre del etiquetado frontal, pero también, “la regulación de la publicidad engañosa en alimentos, el establecimiento de impuestos a bebidas y productos chatarra”.
Esto será un “cambio sistémico” a la alimentación, “que tiene que construirse y está toda la determinación del presidente, de construir este nuevo sistema alimentario, y esto se ha evidenciado y reforzado con más fuerza con el Covid-19”.
Detalló que la “nueva estrategia de salud será con base en la prevención” en materia de salud y alimentación, es decir se modificarán las causas que provocan la salud deteriorada debido a la obesidad, sobrepeso, diabetes e hipertensión, entre otros aspectos, en lugar de solo atender las consecuencias, como se hizo anteriormente.
“Se priorizó la atención medicalizada u hospitalaria, y se dejó de lado la prevención y la atención a factores que permiten mantener la salud, por solo dedicarse a atender la enfermedad, se abandonó la atención primaria de la salud”.
Destacó que la preservación de la salud se procurará con “una buena alimentación, con producir alimentos sin agroquímicos, dejar de contaminar el agua, dejar de consumir ultraprocesados y refrescos, teniendo agua potable, la incorporación a la currícula en las escuelas de una materia de vida saludable y orientación alimentaria y nutricional”.