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Cuba rememora a Haydée Santamaría en el 40 aniversario de su muerte

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La intelectual cubana fue conocida como la heroína del Moncada, la sierra, la clandestinidad y el exilio. Foto archivo de la Casa de las Américas
29 de julio de 2020 09:09

Ciudad de México. Este 28 de julio se cumplieron 40 años de la muerte de la intelectual cubana Haydée Santamaría, fundadora de la Casa de las Américas en 1959, una de las instituciones culturales más importantes del continente.

Conocida como la heroína del Moncada, la sierra, la clandestinidad y el exilio, de formación autodidacta, fue por un lado una luchadora, una guerrillera, y al mismo tiempo una soñadora capaz de conmoverse con una canción o una pintura, se menciona en un comunicado de esa institución.

La labor de la revolucionaria en favor de Casa de las Américas resultó clave para el prestigio que goza desde hace décadas, agregó el recinto, que este martes reconoció el quehacer de su fundadora por la integración de los pueblos desde la cultura.

Hoy tenemos la responsabilidad de sostener su obra y contribuir a que los más jóvenes conozcan sus ideas, expresadas en charlas, cartas, intervenciones públicas y entrevistas, las cuales, muy pronto, serán recogidas en un volumen, anunciaron.

 

 

Heroísmo y dignidad

El temple de Santamaría fue reconocido por el propio Fidel Castro, quien al narrar la lucha contra el golpe militar del 10 de marzo de 1952 y los preparativos de lo que iba a ser el 26 de julio, la madrugada fundadora de la revolución cubana, en su libro La historia me absolverá contó esta anécdota: “Con un ojo humano ensangrentado en las manos se presentaron un sargento y varios hombres en el calabozo donde se encontraban las compañeras Melba Hernández y Haydée Santamaría, y dirigiéndose a esta última, mostrándole el ojo, le dijeron: ‘Es de tu hermano. Si tú no dices lo que él no quiso decir, le arrancaremos el otro’. Ella, que quería a su valiente hermano por encima de todas las cosas, les contestó llena de dignidad: ‘Si ustedes le arrancaron un ojo y él no lo dijo, mucho menos lo diré yo’.

“Más tarde volvieron y las quemaron en los brazos con colillas encendidas, hasta que por último, llenos de despecho, le dijeron nuevamente a la joven Haydée Santamaría: ‘Ya no tienes novio, porque te lo hemos matado también’. Y ella les contestó imperturbable otra vez: ‘Él no está muerto, porque morir por la patria es vivir’. Nunca fue puesto en un lugar tan alto de heroísmo y dignidad el nombre de la mujer cubana”.

Haydée nació el 30 de diciembre de 1922 en la provincia de Villa Clara, Cuba, donde pasó buena parte de su infancia y su juventud. Su padre era carpintero y la familia pudo tener una vida confortable. De ese lugar salió en 1951, a los 28 años, para consolidarse como combatiente revolucionaria, siguiendo los ideales de su hermano Abel Santamaría, escribe Esther Barroso Sosa en el portal de Casa de las Américas (http://www.casadelasamericas.org).

Posteriormente trabajó junto con Abel en la edición de los periódicos Son los Mismos El Acusador, en los que realizaron una intensa labor de agitación. Tras conocer a Fidel Castro en La Habana, se integró al naciente movimiento revolucionario, conocido como Generación del Centenario.

Asalto al cuartel Moncada

En las acciones del 26 de julio de 1953 participó desde el hospital civil Saturnino Lora con el propósito de apoyar a los asaltantes del cuartel Moncada. Haydée y su amiga Melba Hernández fueron auxiliares de enfermería del médico Mario Muñoz. Atendieron a los heridos, incluso a miembros del ejército batistiano.

Con el triunfo de la revolución cubana trabajó durante un corto tiempo en el Ministerio de Educación, hasta la fundación en 1959 de la institución cultural que sería emblema entre los intelectuales y críticos de todo el orbe: la Casa de las Américas, la cual presidió durante dos décadas, enfocada en la difusión de las artes y las literaturas del continente, y donde compartió con escritores como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Alejo Carpentier y Mario Benedetti, entre muchos.

“Creó premios; publicó libros y revistas; organizó exposiciones, festivales y conciertos; invitó a creadores consagrados y noveles, y conquistó, tanto en Cuba como más allá de nuestras fronteras, un público –lectores y espectadores– para la creación latinoamericana y caribeña”, señala Casa de las Américas en su comunicado.

 

 

Santamaría también fue la creadora y patrocinadora del movimiento de la Nueva Trova, con el que logró difundir la obra artística de entonces jóvenes talentos musicales como Silvio Rodríguez y Noel Nicola.

Ernesto Che Guevara le escribió en una carta, que ella solía compartir con orgullo, lo siguiente: Veo que te has convertido en una literata con dominio de la síntesis, pero te confieso que como más me gustas es en un día de Año Nuevo, con todos los fusiles disparados y tirando cañonazos a la redonda. Esa imagen y la de la sierra (hasta nuestras peleas de aquellos días me son gratas en el recuerdo) son las que llevaré de ti para uso propio.

Cintio Vitier (según Cubadebate) describió a la revolucionaria así: “Ojos (…) agresivos de amor ante la catástrofe inminente de una injusticia intolerable (…) en verdad Haydée era ante todo madre”.

La depresión fue una enfermedad que ensombreció a su familia y la afectó severamente hasta el día que decidió y consiguió poner fin a su existencia.

En 1980, unos meses antes, su compañera Celia Sánchez había muerto víctima de cáncer, y Haydée emprendió el 28 de julio “su viaje a lo eterno. Lo hizo en el instante elegido y del modo elegido. En versos inolvidables y desbordados de humanidad, nuestra poetisa Fina García Marruz escribió en agosto de ese año: ‘Pónganle a la suicida una hoja en la sien / Una siempreviva en el hueco del cuello. / Cúbranla con flores, como a Ofelia. / Los que la amaron se han quedado huérfanos / Cúbranla con la ternura de las lágrimas. / Vuélvanse rocío que refresque su duelo. / Y si la piedad de las flores no bastase / Díganle al oído que todo ha sido un sueño. / Ríndanle honores como a una valiente / Que perdió sólo su última batalla. / No se quede en su hora inconsolable / Sus hechos no vayan al olvido de la hierba. / Que sean recogidos uno a uno, / Allí donde la luz no olvida a sus guerreros”, difundió en 2007 el diario cubano Juventud Rebelde.

(Con información de Prensa Latina)

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