Tecate, BC. Integrantes del pueblo kumiai, nativo de México y Estados Unidos, se manifestaron contra el muro de 10 metros de altura que se construye por órdenes de Donald Trump en la frontera Tecate-Tecatito, y que implica la inminente separación de sus comunidades por una barrera física y la destrucción de sus tierras sagradas y cementerios ancestrales.
Los kumiai se plantaron frente a las máquinas que removían el terreno en un intento por detenerlas, mientras los trabajadores estadunidenses colocaban tramos metálicos del muro y hacían mediciones topográficas; ubicados en tierra mexicana se congregaron los miembros este pueblo partido por la frontera para entonar sus cantos ancestrales (kuri-kuri) al ritmo de los instrumentos tradicionales, con los que invocaban su derecho sobre ese territorio.
Fue la tercera manifestación contra el proyecto que, advirtieron, no solo destruye el ecosistema sino también separa familias y comunidades, por lo que también iniciaron una lucha legal para tratar de detenerlo.
"Estamos en nuestro territorio y nadie nos va a decir lo que tenemos que hacer", afirmó Martha Rodríguez, portadora del reclamo de los mayores del pueblo kumiai, quien acusó que la frontera fue puesta en medio de su territorio.
Señaló que inicialmente se usó dinamita para preparar el terreno y aunque actualmente se recurre a otros métodos también provocan destrucción.
Durante la manifestación, visitantes del otro lado de la frontera y residentes de Tecate se abrazaron y organizaron una ceremonia con quema de salvia y cantos sagrados bajo la mirada vigilante de agentes de la Patrulla Fronteriza que amenazaban con detener la ceremonia.
La activista Martha Rodríguez recordó que fue apenas hace 50 años que recobraron el derecho a realizar sus ceremonias en su territorio sagrado pues durante decenas de años fueron consideradas ilegales.
Vestidos con indumentaria tradicional no dejaron de cumplir con el protocolo sanitario pues también llevaban cubrebocas, algunos bordados; con sus teléfonos celulares grabaron los trabajos que para ellos son una afrenta y agresión a su territorio y derechos ancestrales.
Llevaban pancartas con las frases "Defend kumeyaay land", "respeto a nuestros ancestros", "una sola familia" y hasta un mapa que muestra la línea divisoria en rojo, y se colocaron junto a la mojonera situada en el límite de tierra mexicana.
El pueblo kumiai (con presencia en Tecate-SanDiego, Rosarito y Ensenada) es el más grande de los cinco grupos nativos de Baja California y aunque es el más numeroso en realidad cuenta con pocos integrantes en comparación con etnias migrantes asentadas en la región.