El gobierno chileno anunció que el presidente Sebastián Piñera promulgará (firmará) el viernes 24 la reforma constitucional que permitirá a los ahorrantes de los fondos de pensiones retirar anticipadamente hasta el 10 por ciento de sus ahorros.
La decisión presidencial ocurre luego que la Cámara de Diputados, por una mayoría aplastante de 116 votos a favor, cinco abstenciones y apenas 28 en contra, ratificó hoy lo resuelto anoche por el Senado de Chile. Tras la firma de Piñera, la reforma irá a la Contraloría General de la República para su toma de razón y posteriormente publicarse en el Diario Oficial, con lo cual se convertirá en una ley vigente.
Como si fuera poco, los diputados propinaron hoy otro varapalo al gobierno, al rechazar en su totalidad un veto presidencial que bloquea una ley que prohíbe la interrupción de los servicios básicos por no pago durante el estado de excepción constitucional vigente por la pandemia del coronavirus. 102 legisladores votaron contra el rechazo presidencial y aprobaron la insistencia del texto como salió del Congreso Nacional a comienzos de mes, pasando el asunto ahora al Senado.
La aprobación del 10 por ciento significa una aplastante derrota para el gobierno de Piñera, rotundamente opuesto al proyecto, que no pudo evitar el consistente y creciente apoyo al retiro del 10 por ciento al interior de su propia coalición parlamentaria. Si hace una semana fueron 13 los diputados oficialistas que se atrevieron a desafiar al gobierno para dar la mayoría necesaria para que el proyecto avanzara, hoy fueron 35 los que siguieron sus pasos.
El ministro del Interior y jefe político del gabinete, Gonzalo Blumel, presente hoy en la Cámara y anoche en el Senado, donde ha debido masticar fracasos consecutivos y crecientes, se negó inicialmente a confirmar si Piñera vetaría o no la reforma, que trató de impedir con anuncios de última hora.
"Todavía quedan algunos procedimientos administrativos, debe producirse un oficio promulgatorio por parte de la Cámara, ahí el Ejecutivo decidirá el camino a seguir, no nos adelantemos", había dicho, apenas consumada la masiva votación.
Pero conforme pasaron las horas, eso perdió toda viabilidad ante la contundencia de los hechos: el gobierno ha perdido el respaldo de la gran mayoría de su propia coalición.
Temprano por la mañana, el propio Piñera pareció asumir el desenlace, cuando resignado declaró que "no siento que uno experimente una derrota cuando lucha con convicción y con fuerza por lo que cree es lo mejor para Chile y los chilenos".
"Vivimos en democracia y no siempre lo que uno cree es lo mejor para el país es lo que se aprueba en el Congreso. En consecuencia, vamos a esperar que termine el proceso legislativo o de reforma constitucional, pero nuestros grandes objetivos se mantienen", agregó.
Para algunos, esas palabras del presidente indican que no intentará un veto ni que tampoco recurrirá al Tribunal Constitucional, sino que se ha resignado a aceptar la contundente evidencia de que la coalición que sustenta su frágil gobierno, ha sido impermeable a las presiones y ofertas que tanto sus ministros como personalmente él, realizaron para alinear a sus parlamentarios en contra del retiro de los fondos previsionales.
Piñera abogó para que "apenas termine el proceso de discusión de esta reforma constitucional", termine lo que describió como "el clima que estamos viviendo hoy de temor, de descalificación, de amenazas, de violencia, no le hace bien al alma de nuestro país ni a las familias en Chile".
Se hacía cargo así de un argumento que han levantado sus ministros para explicar el desenlace legislativo: que muchos parlamentarios oficialistas apoyaron el retiro de los fondos porque han sido presionados por sus electores o bien porque han recibido amenazas en las redes sociales.
Al contrario, los parlamentarios han dicho categóricamente que su decisión de aprobar el acceso anticipado a los ahorros para jubilación, obedece a que el gobierno sistemáticamente ha llegado de manera tardía e insuficiente, con propuestas de socorro para los varios millones de chilenos que a consecuencia de la pandemia, perdieron sus empleos e ingresos y están en una situación de fragilidad.
Se estima que entre desempleo directo e indirecto, unos dos millones de trabajadores han perdido sus fuentes de ingresos desde el inicio de la crisis sanitaria, algo así como el 15 por ciento de la fuerza laboral chilena.
Piñera, que según encuestas varias tiene una aprobación que fluctúa entre el 13 y el 20 por ciento, concluyó reflexionando que "gobernar nunca ha sido fácil y a nosotros nos ha tocado gobernar en tiempos extraordinariamente difíciles, el 18 de octubre, la pandemia del coronavirus, la recesión mundial, este clima enrarecido de descalificaciones, de falta de diálogos y de desprecio por los acuerdos. Todo eso son desafíos y están para enfrentarlos".
Con lo resuelto por el parlamento chileno, casi 11 millones de ahorrantes podrán retirar, dentro del plazo de un año, el equivalente hasta de unos US$2.000 de sus cuentas de capitalización individual. Pero no todos disponen de esa suma en sus ahorros para pensión: para aproximadamente el 26 por ciento, la posibilidad que se ha abierto significará retirar la totalidad del acumulado, lo cual apunta a demostrar el fracaso del sistema privado de pensiones chileno, creado en dictadura pinochetista en 1980, y símbolo del modelo neoliberal chileno.