Moscú. Tres años y medio de cárcel recibió este miércoles como condena Yuri Dmitriev, historiador y activista de los derechos humanos, considerado por un juez de segunda instancia culpable de “abusos” contra su propia hija adoptiva, aunque la fiscalía pedía quince años de prisión y, en el anterior juicio de primera instancia, el imputado resultó exonerado de cualquier delito.
La persecución judicial de Dmitriev –director en Karelia de Memorial, organización no gubernamental que se dedica a reivindicar a las víctimas del estalinismo–, comenzó en 2016 cuando descubrió una fosa común en el bosque y, tras revisar la documentación disponible en los archivos, responsabilizó al NKVD (antecesor del KGB y éste, del FSB actual, dependencia encargada de la seguridad del Estado) de las ejecuciones extrajudiciales.
Entonces, tras un cateo en su casa, se acusó a Dmitriev de tener pornografía infantil en su computadora por unas fotos de su hija en ropa interior que mandó por correo electrónico a un médico y luego, al desestimarse los cargos, de “tocamientos indebidos”.
Sucedieron éstos cuando, al padecer la niña de incontinencia urinaria, dolencia certificada por médicos, la fiscalía logró que la menor admitiera en una plática/interrogatorio que su padre, a veces, ponía la mano sobre su entrepierna para ver si su pantaleta estaba mojada o no.
Acusado así por la fiscalía de “abusos sexuales”, el juez rechazó condenarlo a quince años de cárcel, pero tampoco quiso ir contra la voluntad del poderoso FSB, empeñado en castigar a quien se atreva a remover el pasado y exhibir los excesos y arbitrariedades de sus antecesores.
Por cuanto, Dmitriev lleva entre rejas –mientras duraron los juicios– ya tres años, aunque no tenga ninguna culpa, saldrá en libertad en noviembre siguiente.