Moscú. Nada gustó a los habitantes de Jabarovsk la designación que hizo el presidente Vladimir Putin del gobernador en funciones del krai (territorio, entidad de la Federación mayor en extensión que una región), en sustitución del defenestrado Serguei Furgal, detenido y trasladado a una cárcel de Moscú como presunto autor intelectual de dos asesinatos cometidos hace quince años.

El elegido como relevo por el Kremlin, Mijail Degtiarov –de 39 años de edad y diputado de la Duma por la región de Samara–, al arribar este martes a Jabarovsk, se encontró con el rechazo frontal de una multitud que, por undécimo día consecutivo, salió a la calle a protestar contra la detención de Furgal, destituido del cargo “por pérdida de confianza”, fórmula legal que se reserva el presidente de Rusia para cesar a quien le plazca.

Al imponer como sustituto un candidato del mismo partido que Furgal, el Kremlin cedió ante el berrinche de Vladimir Zhirinovsky, líder del Partido Liberal-Democrático (LDPR, por siglas un ruso), formalmente de oposición parlamentaria, quien amenazó con retirar a sus diputados de la Duma. De poco sirvió porque los habitantes de Jabarovsk, al votar por Furgal, no lo hicieron por el LDPR, sino como voto de castigo contra el oficialista partido Rusia Unida y el nombramiento de gobernantes desde Moscú.

Ahora, los miles de inconformes –a sus demandas de que vuelva el gobernador que eligieron en las urnas, satisfechos con su gestión– agregaron consignas poco halagadoras sobre el emisario de Moscú, un desconocido Degtiarov, calificado de “persona non grata” por quienes se supone deben agradecer que sustituya a “un (supuesto) asesino y delincuente” que eludió la justicia hasta que un (presunto) cómplice, convertido en “testigo protegido”, lo incriminó década y media más tarde.

El recién llegado gobernador en funciones tuvo que suspender este martes su primera conferencia de prensa por… falta de reporteros que no acudieron en señal de protesta, aunque oficialmente se atribuyó la cancelación a una medida para prevenir la epidemia de coronavirus, riesgo que no ha impedido que la gente siga manifestándose, igual que la detención de un “terrorista” que, se dice, quería realizar un atentado con bomba en un mitin.

Tampoco quita las ganas de salir a la calle en Jabarovsk el rumor de que las protestas son pagadas desde el exterior, como sostienen desde Moscú los canales de la televisión pública, preludio de que si no cesan las manifestaciones será inevitable la represión de los “revoltosos”.