En el confinamiento las emociones fluctúan de modo intempestivo; hay momentos de miedo, tristeza, preocupación, aburrimiento, introspección y creatividad, y cada persona los experimenta de diferentes maneras; esas historias son las que cuenta la muestra virtual.
Mediante artículos cotidianos, como una playera, una taza, una computadora, una hamaca, un exprimidor, un violonchelo, una lámpara, un libro, una sábana y unos pinceles, el espectador se adentra a cada vivencia.
La muestra empieza con la foto Con ganas de zarpar, que muestra una cama y un pequeño barco. Su autor cuenta que en las mañanas, sin la prisa de levantarse para llegar a tiempo al trabajo, pudo quedarse más tiempo en la cama y ver al sol entrar por su ventana.
“Recordé que en mi infancia hacia barquitos, aviones, pajaritas y muchas cosas más con una hoja de papel; ahora tengo todo el tiempo del mundo y lo puedo practicar.
El anhelo de por fin volver a salir sin miedo, de abrazar a mis amigos, de tocar, y el presente que percibo como nunca antes, minuto a minuto, segundo a segundo, me deja disfrutar el aquí y el ahora sin pensar en lo que pasará; todo esto construyó mi deseo de lo que haré cuando se acabe la pandemia.
Con la imagen Soltero encerrado con dos chanclas, su autor comparte que durante el confinamiento contó con dos compañeras que fueron el soporte de su ser: sus chanclas. Desde que me levanto estamos juntos para desayunar, comer y cenar. Como equipo sacamos adelante el quehacer del hogar: lavar, cocinar, sacudir, barrer. Me apoyaron cuando apareció un insecto (tengo entomofobia), y ellas hacían su parte por mí, matando un mosquito o alguna araña fea... Por la noche me bañaba (confieso que con ambas) y me acompañaban a la cama. Con el tiempo se han vuelto viejas, resbalosas y hasta apestan. Ya es tiempo de renovar. Es tiempo de chanclas nuevas
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La muestra incluye la fotografía Mi objeto más preciado, mi ventilador, en la que el autor explica que dicho objeto fue su salvador. Nunca había vivido tan encerrado y nunca me sentí tan acalorado. Nunca pensé que el sol del día pegara tan fuerte en casa. Nunca pensé que el ruido de las mañanas aturdiera tanto en casa. Nunca sentí morir de calor o de locura, sino es ventilador, por ti
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Entre las 100 imágenes figura también Afinadora de violonchelo, cuya autora explica que su hija aprendió a tocar el violonchelo en 2018 y que ahora por el Covid-19 tomó clases en línea y tuvo que ayudarle a afinar el instrumento. Yo ni las notas me sabía, pero día tras día, poco a poco ella me ha enseñado lo que sabe y ahora, orgullosamente, puedo decir que sé afinar y que sus horas de clase, que al principio me estresaban, ahora son de mis momentos favoritos del confinamiento
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Desde 2010, el MODO, Museo del Objeto del Objeto, se ha dedicado a contar historias mediante artefactos que acompañan la vida diaria en nuestro país.
Los interesados aún pueden compartir en el sitio web del MODO una fotografía de su objeto representativo en este confinamiento.