Hay libros que llegan a ser un refugio. Un lugar donde podemos evadirnos de aquello que nos inquieta. En otros casos, son el punto de partida para despertar una pasión, tal vez encaminar un destino. Fue el caso del cineasta Derek Jarman, a quien a los cuatro años un libro eduardiano de jardinería le animó a dibujar y despertó su entusiasmo por las flores.
Con el tiempo, Jarman se convirtió en destacado pintor de su generación. También en el realizador inglés más opositor al régimen thatcherista durante el último cuarto del siglo pasado, así como en líder activista, devoto jardinero y destacado diarista. Sus libros son modelo de todo su arte porque en ellos se expande una escritura auténtica y transfronteriza.
Por eso hay que celebrar la edición en español de Naturaleza Moderna (2019), quizás el mejor de sus diarios, con traducción de Hugo Salas y prólogo de Olivia Laing, ferviente admiradora del libro. Publicado originalmente en 1991, el volumen es una mezcla de mitología personal, poesía elegiaca, ensayismo histórico, ruleta de recuerdos, tratado botánico y crónica de su tiempo.
Aquí habla un Derek Jarman muy recogido en su persona, entre 1989 y 1990, cuando también filmaba su película The garden (1990). Pasaba los días en Prospect Cottage, una cabaña en la desolada costa de Dungeness, en los confines de la tierra, donde había hincado su jardín, uno de los más visitados hoy en Inglaterra. Enfermo de sida, se acercaba a su muerte.
El título proviene de una conciencia adoradora de los placeres terrenales, de un amor profeso por la Naturaleza al que el autor enlaza con la propia experiencia. Así, el texto describe el devenir personal a los ojos de un naturalismo romántico. Plasma un cosmos de entramados cíclicos, precisos y eternos. Un mundo de una belleza que motiva el espíritu y el alzamiento de los sentidos.
Al igual que el resto de sus diarios, resulta un válvula para vaciar la tensión de un artista homosexual con su época y con la precariedad con la que debió consolidar su arte: “¿Qué propósito tuvo mi libro? ¿He sido un fugitivo de mi pasado? ¿Me he condenado a mí mismo a prisión aquí? ¿Cómo puedo celebrar mi sexualidad harto de tanta locura, y frustración por lo que he perdido? ¿Cómo han sido dañadas mis películas? Miro el dinero en efectivo chapoteando alrededor de mis contemporáneos”.
En este diario la voz de Jarman se expresa en un tono más sereno a diferencia de, por ejemplo, At your own risk (1992) en el que se muestra más punzante con el tema de su sexualidad. O bien, Kicking the pricks (originalmente titulado The last of England, 1987) que despide esquirlas de disidencia política y social.
La edición de Caja Negra tiene el gran acierto de agregar notas a pie de página a un libro plagado de nombres, eventos y referencias que no resultan familiares para el público no británico. También incorpora un glosario botánico y otro zoológico que permiten acceder al versado manejo de estos temas por parte del artista fallecido en 1994.
Su formación como historiador concede al cineasta herramientas para una visión más amplia y crítica que la que despliegan otros diaristas, que dan testimonio a partir de su sola experiencia. De ahí que este volumen resulte inspirador, tanto que en diciembre de 1993 la compañía teatral De Parade montó en Bruselas un monólogo tomado de este cuaderno de notas.
Por eso Naturaleza Moderna es una lectura con la que hoy podemos cobijarnos. Encierra una gran enseñanza para la calma aun viviendo presa de la enfermedad. En sus páginas brilla la tintura que abrasa la vida. En su líneas se discurre con una lucidez expuesta con arreglo poético. Su lección más valiosa tiene aplicación en nuestra realidad incierta como civilización. Porque tácitamente nos dice que a pesar de la contingencia y el miedo, hay que enfrentar la aurora con serenidad.
@kromafilm