La crisis mundial por el Covid 19 permite asegurar que el siglo 21 empezó en este año, y que todo el carácter de esta centuria estará determinado en gran medida por lo que ocurra en materia de equidad de género, estableció Rebeca Grynspan, titular de la Secretaría General Iberoamericana quien puso el acento sobre los efectos en el empleo principalmente para las mujeres donde se combinarán fenómenos que exigen atención inmediata como el golpe al sector informal y a la pequeña empresa en los cuales ellas están sobre representadas. 

El 78 por ciento de las mujeres laboran en los cuatro sectores que serán más afectados por esta crisis: comercio, servicios sociales, hoteles y turismo y comunicaciones. 

Asimismo, remarcó Grynspan, “la economía que surja después de esta pandemia será más ahorradora de mano de obra, y donde las empresas que sobrevivan serán más eficientes y requerirán de otras habilidades para el empleo, y eso nos afectará a nosotras doblemente”. 

Frente a ello -destacó también- las mujeres requieren la protección inicial necesaria, como el salario vital de emergencia y la protección a las pequeñas empresas; mayor participación en la toma de decisiones a través del diálogo entre el mercado, la sociedad y el gobierno para elaborar un nuevo contrato social; y, que la participación promueva la visibilidad de los efectos diferenciados en las distintas poblaciones. 

Durante su participación en la webinar  “Pensar juntas la recuperación”, organizado por Inmujeres, la representante de la organización iberoamericana indicó también que en la transformación que tendrán la economía y el mercado, las mujeres requieren mucha más información y conocimiento de cómo se moverán los mapas de habilidades entre los sectores.”Tenemos que ser muy precisas porque no tenemos tiempo y por lo tanto debemos usar los instrumentos de hoy”. 

Otras labor será transformar la protección social y universalizarla para que cubra el nuevo empleo y éste no sea de precarización laboral sino de nuevas oportunidades, y a todo esto añadir también la necesidad de discutir el teletrabajo no sólo para regularlo sino para entender las situaciones distintas que tienen las mujeres. 

Grynspan citó los datos recientes de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) sobre las nuevas proyecciones de pobreza y de pobreza extrema que llevan a una conclusión: “hambre en las familias”. 

“Ya no estamos hablando de 30 millones más por debajo de la línea de la pobreza, sino de 48 millones y ya no de 16 millones en pobreza extrema sino de 28 millones”, subrayó. 

En su intervención, Helmut Schwarzer , representante de la OIT en México dijo que la recuperación económica y laboral tras la pandemia requerirá de una política activa, porque “no se puede esperar que caiga del cielo”  porque se estima que en América Latina unas 55 millones de personas entran en la estimación global de quienes perdieron sus horas de trabajo en América Latina, y de éstas, probablemente 15 millones quedarán en el desempleo para hacer un total, hacia fines de año, de 41 millones sin una ocupación formal remunerada. 

“En el caso de las mujeres hay necesidad de adoptar medidas específicas adicionales para fortalecer sus posibilidades de recuperación”, apremió. 

También admitió: “no estábamos en la mejor posición antes de la crisis, ya nos encontrábamos en una situación de deterioro de los mercados laborales, y el caso específico de la participación de las mujeres habíamos tenido a lo largo de las últimas décadas algunos avances importantes pero tenemos una brecha en materia de pago, de participación, de calidad del empleo muy grande que se arriesga ahora a que el impacto de la crisis la aumente e incluso hagan que se pierdan muchos años de esos avances”. 

El especialista de la OIT también alertó sobre nuevas y más intensas formas de violencia contra las mujeres en esta coyuntura ahora que participan de manera más intensa en las nuevas formas de trabajo.