Los apoyos de los programas sociales en los hogares más pobres representan el 30 por ciento de los ingresos, son importantes pero no resuelven el cien por ciento este problema. Ahora la situación de pobreza de las familias dependerá de tiempo que tarde el desconfinamiento por Covid-19, ya que mientras más tiempo pase habrá más afectaciones, sostuvo, José Nabor Cruz, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Durante la presentación de las evaluaciones de diseño con trabajo de campo 2019-2020 de 17 programas prioritarios de Desarrollo Social, que se realiza por primera vez, destacó que éstos tienen un cambio de paradigma, ya no son condicionados y señaló que los recortes presupuestales también pudieron afectar, en algunos casos, la calidad o cantidad de los bienes y los servicios otorgados.
En videoconferencia, el consejero Armando Bartra sostuvo que el trabajo de evaluación no sólo se dirige a los responsables de los programas. Destacó que todos los programas son públicos en diseño y operación, las evaluaciones deben ser públicas y la transparencia y los hallazgos contraresta que se utilicen con fines electorales. “La gente pueda ayudar a evitar el mal uso de los programas”, dijo.
José Nabor Cruz detalló que en general el primer año de operación es difícil, hubo recortes en diferentes momentos, se priorizó la entrega de apoyos, se eliminan o reducen procesos sobre supervisión de los programas. Sobre los servidores de la nación dijo que operan difusión, seleccionan a los beneficiarios, participan en la entrega de apoyos y dan seguimiento, por lo que deben contar con capacitación específica.
En relación con el censo de bienestar, mencionó que se utilizó para identificar hogares que pusieran ser beneficiarios, pero los programas realizaron ajustes a los datos del censo para consolidar un registro. Los que utilizaron padrones previos tuvieron menos dificultades para entregar los apoyos.
Se refirió a que el brazo operativo de la Coordinación Nacional de Programas es nuevo, se tienen retos y ventanas de oportunidad pero la capacitación será crucial para incrementar la eficiencia y ser más oportunos en el trabajo de campo de los servidores de la Nación.
Destacó que los programas llegan a zonas de alta y muy alta marginación, se puede acompañar con los niveles de pobreza. Precisó que en nueve de los 17 programas evaluados ya hicieron mejoras y 13 están por atender recomendaciones derivadas de la evaluación.
Entre los hallazgos generales identificados en las 17 evaluaciones están que en muchos casos el diseño del programa se fue definiendo a la par de su implementación. De igual manera, el inicio de operaciones de los programas se llevó a cabo con poca infraestructura física o recursos humanos insuficientes, en un contexto de austeridad y con recortes a los recursos en diferentes momentos durante el año de análisis.
“Esta austeridad supuso también la necesidad de priorizar procesos de la implementación, como por ejemplo la entrega de apoyos, buscando llegar a la mayor cantidad de población con el menor costo posible; lo anterior generó que otros procesos fueran dejados de manera secundaria, como los relativos a la supervisión y el seguimiento a beneficiarios”, señaló el Coneval.
Agregó que las redefiniciones de las intervenciones a lo largo del primer año de operación cuentan con poca claridad en la definición del problema que pretenden resolver y algunos programas deben clarificarlo.
Se observó que durante el primer año algunos programas modificaron su normatividad, incluso durante el mismo ejercicio fiscal, lo cual “pudo propiciar falta de certeza sobre el programa, tanto en los operadores como en los beneficiarios”, y se centran en medir los avances en la entrega de bienes y servicios, cuidando que la gestión se desarrolle adecuadamente, pero se debe identificar con claridad el resultado.
El reto en la entrega de apoyos directos es la baja penetración bancaria, principalmente en zonas rurales, lo que incrementa el costo de los beneficiarios de acceder a los apoyos ya que deben hacer gastos de traslado a donde hay cajeros.
Varios programas utilizaron el Censo del Bienestar como fuente de información para identificar su población objetivo, no obstante, posteriormente cada uno tuvo que realizar ajustes a los datos proporcionados para lograr tener bases de datos que les permitieran contar con información precisa para la selección de sus beneficiarios o para iniciar los procesos de validación.
Los programas buscan priorizar la atención de la población que vive en zonas de alta o muy alta marginación, zonas de violencia y población indígena, principalmente. Lo anterior representa un logro en la atención de la población en mayor situación de vulnerabilidad, aunque la priorización podría afinarse a partir de utilizar el indicador de pobreza como criterio de elegibilidad para así no solo llegar a los territorios más necesitados sino a las personas que los habitan y que presentan mayores carencias.