Ciudad de México. El aviso del cierre de negocios no esenciales en el Centro Histórico ayer y hoy, ante el desborde de visitantes en los primeros días tras la reapertura, no contuvo a miles que acudieron a realizar compras y menos a que comercios y plazas acataran la medida. En calles como Venustiano Carranza, Alhóndiga, Soledad, República de Salvador y Eje Central Lázaro Cárdenas las tiendas simularon cerrar, porque permitieron el ingreso de clientes.
Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno, reconoció que hubo locales que abrieron en el perímetro A y B; al detectarlos, los inspectores orientaron a los encargados para acatar la disposición sin aplicar una sanción estricta porque faltó comunicación
, e indicó que hoy se dará a conocer la nueva propuesta.
De acuerdo con el decreto emitido la noche del viernes en la Gaceta Oficial, los establecimientos que no cumplan con las medidas de seguridad sanitaria y los protocolos establecidos serán sancionados con una suspensión de actividades durante 15 días naturales, y cuando se detecte un incumplimiento de 30 por ciento de los comercios en una calle ,se restringirá el acceso peatonal por una semana.
Pero ayer todo fue diferente: empleados de los comercios –que en teoría estarían cerrados– ofrecían productos o preguntaban a los peatones qué buscaban, daban precios y si se interesaban los conducían al establecimiento, donde una o más personas abrían la puerta para permitir el acceso.
En República del Salvador al menos 17 locales de productos electrónicos funcionaron así, entre Bolívar y Eje Central, incluso la Plaza de la Electrónica, en el número 17; lo mismo sucedió en la Frikiplaza y en Meave, sobre el Eje Central, donde hubo aglomeraciones. A lo largo de la avenida, entre Vizcaínas y Venustiano Carranza, decenas de jóvenes ofrecían, como siempre, programas de cómputo, teléfonos de dudosa procedencia y sus accesorios.
Sobre Madero, 5 de Mayo y 16 de Septiembre sólo abrieron los negocios con actividades esenciales con escaso flujo peatonal, pero en la zona oriente cientos de personas recorrían las calles en busca de un lugar dónde abastecerse de mercancía.
En Venustiano Carranza, a un costado del edificio de la Suprema Corte, en el local Frida Importaciones, que vende artículos para fiestas, apenas abrió la puerta de la cortina y comenzaron a entrar y salir los clientes; en Alhóndiga, Soledad, el Pasaje Santísima y Emiliano Zapata algunos comercios de ropa, bolsas y bisutería abrieron por completo y una docena de comerciantes informales se tendieron sobre la calle. Se veían jóvenes a pie o en motonetas en las bocacalles, quienes alertaban si se aproximaba la barredora
(unidades de vía pública y la Secretaría de Seguridad Ciudadana) para que bajaran la cortina o se levantaran los puestos.
En la calle de Tacuba, antes de las 11 de la mañana –hora de apertura de comercios en la nueva normalidad–, más de 30 personas hacían fila afuera de un local de perfumes, en el número 13, que doblaba por Filomeno Mata, pero al ver que no abría y tampoco había quien contestara el teléfono, se retiraron.