Ciudad de México. El COVID-19 perfila un “panorama regional sombrío”, para diversas industrias, entre ellas la alimentaria, sostiene el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en su reporte sobre el sector agroalimentario continental frente a la pademia.
En informe precisa que es urgente tomar medidas para garantizar la seguridad alimentaria y la sustentabilidad de los sistemas alimentarios.
Añade que “el complejo escenario social, económico y productivo generado por la irrupción de COVID-19, enfrenta a los países de la región de Latinoamérica y el Caribe a un incierto panorama de corto y mediano plazo, respecto a la capacidad de adaptación y la sustentabilidad de los sistemas alimentarios, y eventuales consecuencia de largo plazo, no solo para el sector, sino también para el comportamiento global de la economía de la región, fuertemente asentada en la producción y comercio de alimentos”.
Menciona que ha habido una “ralentización abrupta de las cadenas de suministros, producto del contagio de trabajadores, o la implementación de medidas sanitaria de aislamiento social y reducción de movimientos, por parte de la autoridad”.
Advierte que lo anterior podría traer potenciales consecuencias en la salud y bienestar de animales y el deterioro de productos agrícolas, la diseminación de plagas y enfermedades, la contaminación ambiental, la pérdida de inocuidad y calidad de los alimentos y la pérdida de seguridad alimentaria (desabastecimiento de mercados).
Resalta que pese a la problemática derivada del coronavirus ha habido continuidad operativa de las cadenas de suministros de alimentos, por lo que hasta en la región no se han experimentado situaciones graves de desabastecimiento, ello principalmente poque conforme a las recomendaciones de la OMS, la mayoría de los gobiernos declararon a la industria alimentaria como un sector esencial.
En tal sentido se tomaron medidas para resguardar los procesos productivos y la logística de distribución y se implementaron protocolos de prevención.