Washington. El Congreso de Estados Unidos aprobó el jueves una ley que penaliza a los funcionarios chinos que aplican las nuevas reglas de seguridad contra Hong Kong, así como a los bancos que cooperan para infringir la autonomía de la otrora colonia británica.
El presidente Donald Trump debe promulgar la norma para que entre en vigor, pero la Casa Blanca no ha indicado si tiene la intención de hacerlo o de vetarla.
China ha amenazado con "fuertes contramedidas" si la iniciativa se convierte en ley.
El Senado, de mayoría republicana, adoptó el texto por unanimidad, como ya lo había hecho el miércoles la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas.
El senador demócrata Chris Van Hollen, impulsor del proyecto de ley, subrayó en el hemiciclo "la urgencia" de la situación en Hong Kong, instando a Trump a promulgarla "de inmediato".
Para el republicano Pat Toomey, coautor del texto, la ley envía "el mensaje de que Estados Unidos y el mundo libre ya no quieren ignorar los peores actos" de Pekín.
La llamada "Ley de Autonomía de Hong Kong" va un paso más allá de una ley estadounidense de sanciones el año pasado, que Trump firmó a pesar de las protestas de Pekín.
La nueva legislación apunta a funcionarios chinos y a la policía de Hong Kong, volviendo obligatorias las sanciones estadounidenses en su contra si están señalados de restringir las libertades en Hong Kong.
Además, la ley penaliza a los bancos, incluido el bloqueo de préstamos de instituciones estadounidenses, si realizan "transacciones significativas" con personas identificadas como infractoras de la autonomía en ese importante centro financiero mundial.
China, en la Declaración Conjunta con el Reino Unido antes de recuperar Hong Kong en 1997, prometió preservar la autonomía judicial y legislativa de la ciudad hasta al menos 2047, en lo que se denominó "un país, dos sistemas".
Pero los críticos dicen que la ley de seguridad promulgada el martes por el presidente chino Xi Jinping incumple esas promesas, al permitir a agentes de seguridad de China operar abiertamente en Hong Kong por primera vez.
Pekín asegura que la ley restaurá la estabilidad después de un año de multitudinarias manifestaciones prodemocracia y no acabará con las libertades de Hong Kong.