Hong Kong. China adoptó el martes una polémica ley de seguridad nacional para Hong Kong, considerada por sus detractores como una forma de amordazar a la oposición y socavar la autonomía del territorio autónomo.
Ignorando los llamamientos de los países occidentales, el parlamento nacional aprobó el texto, un año después de las manifestaciones multitudinarias en la antigua colonia británica contra la influencia del gobierno central.
"Esto supone el fin de Hong Kong tal como lo conocía todo el mundo. Con poderes ampliados y una ley mal definida, la ciudad se convertirá en un #estadodepolicíasecreta", tuiteó el martes Joshua Wong, uno de los líderes del movimiento prodemocracia de Hong Kong, cuyo partido político Demosisto anunció su disolución.
Estados Unidos, Reino Unido, la Unión Europea y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos han advertido del riesgo de que la ley podrá ser utilizada para acallar las voces críticas con Pekín, que utiliza leyes similares para aplastar a la disidencia en el continente.
El contenido del texto, que fue sometido el domingo al comité permanente del Parlamento Nacional, una instancia que depende del Partido Comunista chino (CPC), es un secreto para los 7.5 millones de habitantes de la ciudad.
En pocas semanas Pekín impondrá esta ley que puentea al consejo legislativo local y hace temer a la oposición hongkonesa un retroceso inédito de las libertades desde la devolución del territorio a China en 1997.
"La ley de seguridad nacional en Hong Kong ha sido adoptada oficialmente", se congratuló el martes en un comunicado el DAB, principal partido hongkonés pro-Pekín.
En su conferencia semanal del martes, la máxima autoridad de Hong Kong Carrie Lam -designada por Pekín - evitó comentar si la ley había sido aprobada así como su contenido.
"El hecho que la población de Hong Kong solo conocerá lo que hay en la ley después del hecho es más que absurdo", dijo a la AFP Claudia Mo, una diputada opositora.
Con esta ley, el gobierno central busca garantizar la estabilidad, poner fin al vandalismo que ha salpicado las manifestaciones de 2019 en la ciudad así como reprimir el movimiento proindependencia.
Cambio radical
El compromiso alcanzado por Reino Unido con China para la devolución de Hong Kong en 1997 fue que la excolonia mantendría ciertas libertades, así como una autonomía legislativa y judicial, durante 50 años, en lo que se denominó un "país, dos sistemas".
Los hongkoneses tienen libertad de expresión, libertad de prensa, una justicia independiente y un sistema capitalista.
La fórmula fue el pilar de la transformación de la ciudad en una plataforma financiera mundial, anclada en su seguridad jurídica y las libertades políticas de las que carece el continente.
La agencia de prensa oficial Xinhua resumió recientemente sus grandes líneas diciendo que la ley prevé reprimir el "separatismo", el "terrorismo", la "subversión" y la "colusión con las fuerzas externas y extranjeras".
En el punto de mira de Pekín figuran los partidarios de la independencia e incluso algunos países extranjeros, en particular Estados Unidos, acusados de echar leña al fuego apoyando a los manifestantes.
Por otra parte, debería crearse en Hong Kong un "órgano de seguridad nacional" dependiente del Gobierno central que se encargaría en particular de labores de inteligencia.
"Es un cambio fundamental que socava tanto la confianza de la comunidad tanto local como internacional" con el modelo de Hong Kong, dice a la AFP el analista político Dixon Sing.