Nicosia. La cineasta libanesa Carol Mansour estima que "nada va a cambiar" en el mundo tras la pandemia de Covid-19, pese a las oportunidades que se han presentado durante esta crisis.
Las restricciones relacionadas con la epidemia han hecho surgir "una dimensión personal" en su trabajo y le han empujado a mirar de otra manera a su ciudad, Beirut, "convertida en la ciudad de los gatos", comentó en entrevista.
El futuro del cine sigue en el aire, según ella: es como si "hubiésemos dado una pausa" desde la aparición del virus. "Pero tengo mucho miedo por lo que pasará después de volver a la normalidad pues, aparentemente, no hemos aprendido nada de la crisis”, explicó.
"Los regímenes [políticos] siguen sin cambiar. Mire lo que ocurre en Estados Unidos y otros países [...]. Volveremos rápidamente adonde estábamos y quizás peor, si 3 por ciento de la población mundial, es decir, los que nos gobiernan" siguen dominando el planeta.
"Si la crisis no nos cambia, no sé qué podría hacerlo”, insistió.
Mansour produjo dos cortos sobre la epidemia, en colaboración con el sitio de información libanés Darak, que aborda temáticas relacionadas con los derechos de las mujeres, de las minorías, del medio ambiente y del cambio climático.
Uno de los videos habla de su padre, muerto de Covid-19 en Canadá, donde residía.
"Cada día, oímos hablar del número de personas fallecidas, pero nunca habría pensado que mi padre sería una de esas cifras", declaró en el primer cortometraje.
En el segundo, se aprecian las contradicciones entre "sus esperanzas y sus preocupaciones" en su ciudad afectada por las restricciones, mencionó.
"¿Beirut se ha vuelto bonita?"
"Beirut es fea", sostiene Carol Mansour, "debido a la construcción indiscriminada, a la proliferación de inmensos centros comerciales, y a demoliciones de viejos edificios". Pero esto "ha cambiado".
Durante el pico de la epidemia, cuenta, podía pasearse por las calles normalmente abarrotadas "sola entre los gatos", pues con el confinamiento, Beirut "se ha vuelto la ciudad" de los felinos.
"¿Beirut se ha vuelto bonita o la tranquilidad la ha embellecido?", se preguntó.
La cineasta libanesa con orígenes palestinos ganó varios premios internacionales, incluido el de mejor documental en el Festival Internacional de Cine de Nueva Delhi por "Stitching Palestina".
Con el coronavirus, "descubrí cosas sobre mí misma", cuenta. "Hablo más y mis seres queridos lo notan", bromea.
Explica, especialmente, que se ha dado cuenta que puede vivir consumiendo menos. "Solo aspiro a tener amigos y abrazos".
Durante el confinamiento, Mansour decidió realizar una película sobre su madre, llegada a Líbano en 1948 desde la ciudad palestina de Jaffa y fallecida en 2015.
Será "una película muy personal que sigue a otros dos filmes: 'La covid, yo y Beirut' y 'La covid, mi padre y la muerte'"
La película abordará las palabras de su madre "sobre Palestina" cuando sufría Alzheimer. "La filmaba sin intención de juntar estos vídeos para hacer una película".
Mansour estimó que "la esencia [de las películas] reside en la historia y la intriga y no solo en la fotografía".
Pero con la pandemia, "todo el cine va a cambiar [...]". La crisis interviene en un momento en el que el mundo se está familiarizando con "nuevas formas" de ver y de fotografiar, con la "emergencia de los smartphones".