Ciudad de México. El efecto destructivo de la pandemia de Covid-19 también alcanzó al tradicional modelo agropecuario, señaló Manuel Otero, director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), quien advirtió que para encarar la crisis es urgente acelerar el uso de tecnologías digitales en el sector.
Indicó que el uso adecuado de la tecnología en el campo ofrece la oportunidad de una atención personalizada a distancia a un costo menor que el sistema que ha estado vigente durante décadas.
“El sector agropecuario puede liderar la recuperación económica después de pandemia, pero debemos poner el foco en estrategias para la diseminación de la tecnología, la expansión de infraestructura de telecomunicaciones y la facilitación del acceso masivo a teléfonos inteligentes”, explicó Otero.
Señaló que el camino es a través de convencer gobiernos, empresas y otros actores clave mostrando que invertir para mejorar la conectividad rural genera retornos en escala cada vez mayor, como es posible ver en Etiopía, Kenia e India a partir de ejemplos presentados por Michael Kremer, Nobel de Economía 2019.
El director general de IICAD resaltó que 16 millones de agricultores familiares viven y trabajan en las zonas rurales América Latina y el Caribe, quienes constituyen la columna vertebral de la agricultura que garantiza la seguridad alimentaria y nutricional de la región.
“Pese a ese rol clave, la mayoría de esos agricultores subsiste en un marco de pobreza, de servicios deficitarios, con escaso o nulo acceso a crédito y lejos de la atención de políticas públicas que fomenten la creación de oportunidades de desarrollo social, progreso y trabajo de calidad en las zonas rurales”, lamentó.
Agregó que la pandemia ha acentuado el papel estratégico de la agricultura familiar y creado una mayor conciencia política y social sobre su importancia. Pero también impuso nuevas barreras para el acceso de esos agricultores a servicios de extensión rural, como la divulgación de informaciones técnicas y sanitarias, decisivas para mejorar la producción de sus cultivos y animales.
“Esos efectos deben ser aprovechados por un lado y enfrentados por otro. La conciencia debe transformarse en acción, considerando la capacidad que tiene el sector agropecuario por apuntalar la reactivación de economías colapsadas por la pandemia”, puntualizó.