Sólo para atender las necesidades actuales de equipamiento, instrumental y mobiliario médico en sus mil 161 unidades médicas, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los trabajadores del Estado (Issste) requiere una inversión de casi mil 700 millones de pesos. El organismo admite también que esas instalaciones muestran un nivel muy acusado de antigüedad y obsolescencia por un mantenimiento inadecuado y falta de inversión.
“De hecho, 24 de las 140 unidades de segundo y tercer nivel ya rebasaron o están por rebasar su vida útil” que es de 50 años, indica la actual administración del Issste.
El Diario Oficial de la Federación publica este lunes el Programa Institucional 2020-2024 del Issste derivado del Plan Nacional de Desarrollo y donde las autoridades del instituto exponen a detalle la transformación del modelo de atención centrado en el derechohabiente consistente en “humanizar el trato a todos los usuarios”, pero también presenta un diagnóstico un fuerte diagnóstico sobre su estado actual tanto financiero como administrativo y del estado de sus instalaciones.
Con una derechohabiencia de 2.9 millones de trabajadores en activo, 1.2 millones de pensionados y 9.2 millones de familiares (en cifras de 2018), el Issste admite una serie de carencias e ineficiencias operativas y financieras y traza objetivos prioritarios a cumplir: seguro de salud con calidad, pensiones y retiro oportunos, prestaciones económicas accesibles, servicios sociales y culturales para el bienestar integral y administración eficaz y eficiente y sostenibilidad financiera.
El Issste asume tener una tendencia financiera deficitaria que no se ha solventado “e incluso tiende a aumentar no obstante las transferencias gubernamentales” y por lo cual tiene adeudos con proveedores y falta de inversión en salud en infraestructura física.
De ese modo, por ejemplo, presenta también un insuficiente número de camas de hospital, pues mientras entre 1999 y 2017 la población derechohabiente del Instituto creció 34 por ciento, “la oferta de servicios como consultas o camas de hospital y de urgencias permaneció sin cambio”.
Así, mientras en 1999 en cada cama se atendía a mil 484 personas, para 2017 dicha proporción había subido a mil 998. La OMS recomienda una cama por cada mil habitantes.