La Habana. Hace semana y media, el secretario de Estado estadunidense Mike Pompeo emitió un anuncio de que el gobierno de Donald Trump prohibiría hacer negocios con Fincimex, una empresa estatal cubana que trabaja con empresas extranjeras de tarjetas de crédito y transferencia de divisas, entre otros.
Muchos cubanos fueron presa del pánico.
Fincimex maneja cientos de millones de dólares en remesas enviadas a Cuba a través de Western Union por familias en comunidades cubano-estadunidenses del sur de Florida y en todo Estados Unidos. ¿Una prohibición a hacer negocios con la compañía operada por las fuerzas armadas significaría el fin de las remesas de las que tantas familias cubanas dependen para comer?
El Departamento de Estado y el del Tesoro no dijeron nada al respecto. Mientras tanto, miles de familias se apresuraron a enviar dinero antes de que la prohibición entrara en vigor el viernes.
Lo que sucedió después permite atisbar un poco el caos detrás de la forma en que Washington ejecuta una de sus máximas prioridades en política exterior: debilitar al gobierno comunista cubano y su añeja alianza con el mandatario venezolano Nicolás Maduro.
Como se preveía, el gobierno estadounidense publicó una norma el viernes en el Registro Federal, la gaceta oficial. La nueva regla sanciona a cualquiera que haga negocios con empresas operadas por las fuerzas armadas de Cuba, entre las que están tres hoteles, dos centros de buceo y un centro de nado con delfines en un complejo turístico en el oriente de Cuba.
Pero no menciona a Fincimex. Eso hizo que los observadores de la situación en la isla conjeturaran el viernes por la mañana que el gobierno de Trump simplemente se había retractado de su amenaza de interrumpir el flujo de remesas a Cuba. Unas horas después, el Departamento de Estado indicó que Fincimex no había sido mencionada debido a un error administrativo y sí sería sancionada.
“La corrección será publicada en el Registro Federal en los próximos días", afirmó el Departamento de Estado.
Sin embargo, la nueva norma no afectará realmente la capacidad de los estadunidenses de enviar remesas a familiares en Cuba, según una persona al tanto del proceso.
Se prevé que Western Union siga pudiendo enviar dinero a Cuba a través de Fincimex incluso después de que la nueva prohibición entre en vigor, indicó la persona, que pidió guardar el anonimato.
La compañía estadunidense declinó comentar acerca de cualquier regulación futura, y el viernes sólo dijo que “podemos confirmar que nuestros negocios y servicios de Estados Unidos a Cuba están operando normalmente y apegados a las leyes y normas federales estadounidenses".
Un banco estadunidense que trabaja con MasterCard para operar un número pequeño de tarjetas con las que es posible retirar dinero en efectivo de cajeros automáticos en Cuba suspendió la validez de esas tarjetas el jueves por la noche, pero fuera de eso se prevé que la prohibición a Fincimex tenga un impacto mínimo en la isla, dijo Collin Laverty, director de Cuba Educational Travel, una de las compañías más grandes especializadas en llevar viajeros estadounidenses a la isla. Laverty también hace consultoría para compañías de Estados Unidos que desean hacer negocios en Cuba.
“Es un poco simbólico del enfoque de Trump hacia Cuba, que es hacer mucho ruido, provocar mucha confusión", afirmó. “En ocasiones cumplen con las normas, en ocasiones no... la política ha sido extremadamente incongruente e incoherente”.
A pesar de que Western Union ha intentado tranquilizarlos, muchos cubanos y sus familias en Estados Unidos pasaron la semana pasada asumiendo que las remesas estaban a punto de ser bloqueadas en medio de una de las crisis económicas más profundas de las últimas décadas en Cuba, generada en gran medida por la suspensión casi total del tráfico aéreo hacia y desde la isla debido a la pandemia de coronavirus.
Yadamis Roque es un ama de casa de 47 años con una hija discapacitada de 20 y un hijo de 12. Vive de las remesas que le envía su madre desde Florida.
Mientras hacía fila frente a una oficina de Western Union en La Habana hace unos días, dijo que aún asumía de que le iban a cortar esa fuente de ingresos.
“A mí totalmente me afecta. Es mi madre la que me mantiene a mí y a mis hijos desde afuera. Todos los meses (le envía dinero), tengo una niña con problemas y no puedo trabajar", afirmó. "Esto ha sido para mí un golpe bastante fuerte y para ella también porque soy hija única y estos son sus nietos”.
“Cuando estaban los viajes había personas que venían y te cobraban un por ciento. Ahora no hay nada de eso", agregó. "¡Qué culpa tenemos nosotros y justo en medio de esta pandemia!”