Ciudad de México. Los bancos que operan en México entraron a la crisis de Covid-19 en una posición “relativamente buena”, la excepción es Banzo Azteca, expuso Fitch Ratings. Sin embargo, la calificadora espera que “los recortes recurrentes de las tasas de interés reviertan la tendencia positiva de ganancias observada en los últimos años” para estos negocios.
“Fitch espera que las condiciones de operación que se están deteriorando por el coronavirus, presionen la calidad de los activos y afecten las ganancias de los bancos debido a un menor crecimiento de los préstamos, la disminución de las tasas de interés y los mayores costos de crédito”, reportaron Veronica Chau y Alejandro Tapia, analistas de la firma.
La tasa de referencia del Banco de México –con la que se grava el costo del crédito- inició el año en 7.25 por ciento, con la llegada de la pandemia de Covid-19 se aceleraron los recortes y actualmente se encuentra en 5.5 por ciento. Pero viene de un 2019 en el que alcanzó 8.25 por ciento.
De acuerdo con los analistas de Fitch, los fuertes márgenes de interés neto del año pasado que fueron impulsados por “tasas de referencia relativamente alta”, los costos crediticios controlados y “los buenos ingresos por comisiones” implicaron que la rentabilidad alta fuera una constante en los bancos.
Sin embargo, este año todo el perfil financiero de las instituciones financieras se deteriorará por el entorno macroeconómico y “la falta de una respuesta fiscal considerable para apoyar el consumo en México”. El tamaño del impacto dependerá de la capacidad de cada banco para ser más eficientes e implementar estrategias que contengan los efectos negativos, ampliaron.
Agregaron que la medida para diferir los pagos hasta por seis meses, impulsada como política pública, podrían aliviar la calidad de los activos y la pérdida de préstamos, pero aumenta los riesgos de liquidez derivados de la reducción de los flujos de efectivo.
La calificadora sostuvo que “las acciones fiscales limitadas del gobierno para detener las pérdidas en las pequeñas y medianas empresas y los prestatarios comerciales actualmente bajo estrés plantearán desafíos estructurales de calidad de activos para los bancos a mediano plazo”.
La calificadora acotó que los 7 bancos más grandes del país (BBVA Bancomer, Citibanamex, Banorte, Santander, HSBC, Scotiabank e Inbursa que se consideran sistémicos) podrían beneficiarse de un regreso a la calidad en el corto plazo, dado que los depósitos se han mantenido estables en estas instituciones porque se consideran refugio en tiempos de estrés financiero.