La transición energética hacia las energías limpias debe ser justa y transparente, considerar los derechos de los pueblos y comunidades, y evitar el impacto social de las empresas, muchas de las cuales se establecieron bajo contratos leoninos, señalaron organizaciones sociales.
En conferencia de prensa virtual, Jorge Villareal, de la Iniciativa Climática de México, se refirió a que la transición energética debe ser justa, porque se requiere dejar atrás las fuentes fósiles, que tampoco son justas ni socialmente ambientales. Sostuvo que debe haber sustentabilidad en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático.
Ante ello, en el establecimiento de proyectos de energías limpias se debe garantizar la distribución equitativa de beneficios, el reconocimiento de injusticias existentes y futuras. Añadió que estos planes se pueden dar bajo diversos esquemas de propiedad como es en el ejido, cooperativas, pero sobre todo debe haber transparencia y rendición de cuentas.
En el mismo sentido, Alejandro Calvillo, director de El poder del consumidor, sostuvo que esta transición se debe dar bajo el papel rector del Estado, con justicia social y plena transparencia. Muchos de los contratos actuales avanzaron violando los derechos de las comunidades, en muchos casos apoyados por el poder judicial. Ejemplificó con el proyecto de una comunidad de Oaxaca a la cual se le rechazó el plan, pero se le dio luz verde al de una transnacional.
Recordó que diversos proyectos se establecieron sin consultas plenas a las comunidades, sin transparencia, con pagos mínimos por la renta y beneficios raquíticos a los municipios. Estas empresas han sacado provecho de la falta de regulaciones y transparencia, a costa de los propietarios de la tierra y las comunidades, gracias a gobiernos extremadamente corruptos. Calvillo apuntó que las energías fósiles no están exentas de esas prácticas, por lo que las energías renovables deben seguir adelante, la CFE se debe sumar para incorporar proveedores nacionales.
Dolores Rojas, de la Fundación Heinrich Böll, mencionó que si bien deben tomarse en cuenta las consecuencias ambientales de la producción y el consumo de energía, no debe soslayarse su costo social. “Eso aplica no solamente a los productores de energía fósil, pues las energías renovables no son automáticamente la mejor opción; un factor decisivo radica en la escala de los proyectos, tanto como en la fuente de energía”. Agregó que la actual pandemia ha subrayado la necesidad de explorar más los caminos para reducir el consumo de energía, “preguntarnos para qué y para quién necesitamos más energía antes que producir más”.