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Iniciativas ciudadanas buscan frenar la “pandemia del hambre”

07 de junio de 2020 10:52

Ciudad de México. Desde el inicio de la pandemia de Covid-19, las personas que han perdido su empleo y tienen dificultades para conseguir un plato de comida son cada vez más numerosas. Ante ello, han surgido iniciativas ciudadanas que buscan ayudar a la población más vulnerable, con el objetivo de “crear comunidad” y frenar en la medida de lo posible la “pandemia del hambre”.

Uno de esos proyectos es el de Pola Carballo, quien desde hace casi una década ha sostenido la cafetería “De Raíz”, un pequeño local enclavado en la colonia Roma, donde ofrece algunas delicias típicas de la Huasteca veracruzana.

Ya en el temblor de 2017, la cocinera había tomado la iniciativa de preparar comida y repartirla de forma gratuita entre el mar de personas que ayudaban a retirar escombros, se habían quedado sin casa o simplemente necesitaban alimentos. La actual emergencia sanitaria por el Covid-19 significó el chance de organizar la solidaridad una vez más.

Pola Carballo dueña del Café de Raíz, en la cocina. Foto Pablo Ramos

Originalmente, cuenta Pola en entrevista con La Jornada, la idea era ayudar a los artistas que frecuentan su café y se habían quedado desempleados, pero bien pronto “se fue sumando cada vez más gente, personas que viven en la calle y piden dinero o comida. Desde que empezó la pandemia, ha llegado gente que suplica que le des alimento, muy desesperada”.

Aunque a ella no le han “perdonado” el pago de la renta de su local ni ha dejado de cubrir sueldos --pese a que sus ventas representan el 15 por ciento de lo que eran antes--, se las ingenió para reunir fondos junto con un grupo de amigos, entre ellos el pintor y escultor Gabriel Macotela, y cubrir los gastos para hacer 40 raciones de comida que le da gratuitamente a quienes las piden.

El día en que este diario visita el café –cubierto por todos lados con figuras de conejos--, Pola mueve parsimoniosamente en la cacerola un guisado de calabacitas con camarones cuyo aroma la hace sonreír con nostalgia. “Me recuerda a mi infancia”, admite esta mujer de risa contagiosa, que aprendió a cocinar viendo a su madre y su abuela.

Ese es el menú que se va a repartir hoy en los trastes de plástico o unicel que muchas personas ya llevan para recibir su ración, guardando la sana distancia. Otros días, los meseros reparten guisos como pollo con verduras, arroz, frijoles de la olla y agua del día, además de una buena dotación de tortillas.

“Es reconfortante ayudar y hacer lo que me gusta, que es cocinar. Parece que hay menos solidaridad porque estamos luchando contra algo que no vemos, pero hacer esto es crear comunidad, que es algo que aprendí de niña. Mi frase siempre es: ‘alguien tiene menos que tú y tenemos que ayudarnos los unos a los otros’. Es momento de ser solidarios, porque no sólo es la pandemia de Covid, sino la pandemia del hambre”, sentencia.

Café Raíz reparte diario 40 raciones de comida a personas en situación vulnerable. Foto Pablo Ramos

“En calidad de abandono”

Conforme avanza la tarde, las primeras personas en busca de ayuda comienzan a llegar. Una de ellas es don Jorge Estrada, quien se acerca con paso cansino y con su tóper listo para recibir el platillo del día.

A sus más de 70 años, y con el lado izquierdo del cuerpo paralizado –luego de sufrir un infarto--, cuenta que le ha sido imposible conseguir trabajo, porque “no quieren arriesgarse cuando lo ven a uno así”. Con el desempleo, viene la pobreza y el apuro para encontrar alimentos.

“Yo estoy en calidad de abandono y me prestan dónde dormir, aquí en la calle de Guanajuato. Son tiempos muy difíciles, por eso yo agradezco infinitamente que la señorita Pola haya tenido esa gran idea de ayudar a gente que necesitamos. Hay grandes centros comerciales que podrían hacerlo, pero en la noche tiran todo” lo que les sobra.

Poco más tarde llega al café la señora Sandra Lisboa, quien a falta de cubrebocas, estira el cuello de tela de su raída blusa negra para cubrirse el rostro. Aún así, se adivinan en su cara una serie de moretones y costras a medio caer, y un gesto de cansancio y desvelo.

“Llevaba ocho meses en una tienda de ropa en el Centro, pero debido a esto (de la pandemia) la persona tuvo que cerrar y ahora sí que nos dieron las gracias a todos. También desgraciadamente perdí mi INE y no he podido meter mis solicitudes” de empleo, narra.

Originaria del estado de Guanajuato, Sandra agradece el plato que recibió en el café de Pola –que hará rendir para convertirlo en cena-- y celebra que la solidaridad de los mexicanos no está del todo extinta.

“Siempre hemos tenido eso y una vez más se demuestra que no falta quién te echa la mano. Sí nos hemos visto en la necesidad de llegar a los albergues del gobierno del DF; no llegas a la casa del Presidente, pero al menos sí te ofrecen dónde bañarte y dónde dormir”.

Tras recibir su comida, un hombre canta Regálame esta noche, que antes hicieran famosa José José, Javier Solís y Los Tres Caballeros.

Convocado por el aroma de las calabacitas con camarones, llega también un hombre que no dice cómo se llama, pero que ha decidido tomarse la crisis sanitaria con humor, filosofía y lenguaje florido.

“Hay gente de nobleza, gente de humanidad, pero hay que buscarla con la lámpara de Diógenes o con una lupa, porque es muy elusiva y muy especial”, señala con aire meditabundo al hablar de Pola Carballo.

En tono más ligero, con su sombrero de palma a medio poner, dice que a él no le preocupa el coronavirus porque “tomo alcohol, y el alcohol nos blinda”, y revela que aunque nunca le dieron la oportunidad de ser cantante profesional, su voz le hace ganar algunos pesos en los microbuses y en la plaza de Garibaldi.

Para probar que no miente, y quizá con el buen humor que le da un plato de comida caliente en la mano, se suelta con Regálame esta noche, que antes hicieran famosa José José, Javier Solís y Los Tres Caballeros.

Al interpretarla, su rostro no se termina de decidir entre la broma y la seriedad. Pero disfrutando la atención que despiertan las coplas, y armado con el almuerzo de hoy, le pone especial sentimiento al cantar: “y si estás decidida a abandonar el nido/entonces será en vano tratar de detenerte/Regálame esta noche, retrásame la muerte”.

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