Ciudad de México. A raíz de la pandemia de Covid-19, se debe dar énfasis en mejorar la atmósfera en las ciudades y esto se debe aplicar en los futuros programas de calidad del aire, ya que se encontró que la contaminación hace más frágiles a las personas ante esa enfermedad, sostuvo Víctor Hugo Páramo, titular de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (Came).
Durante el foro Hacia una política nacional de calidad del aire, organizado por Semarnat, dijo que estudios internacionales indican que las personas que viven en ambientes con contaminación del aire son más vulnerables, sobre todo los grupos sensibles como los niños, adultos mayores, personas asmáticas y quienes sufren alguna enfermedad crónica.
Explicó que se encontró que en este periodo de confinamiento,} muchos vehículos dejaron de circular y se redujeron emisiones de contaminantes, pero no en el caso del ozono. Lo que se entiende con esto es que hay sectores emisores que no eran prioritarios e inciden en la calidad del aire, las quemas agrícolas, de residuos, entre otros.
Añadió que se requiere ley general de calidad del aire, falta una especificación de mecanismos para la gestión. Agregó que a partir de la pandemia se puede iniciar una transición, como el reducir viajes en vehículos con el trabajo a distancia, el escalonamiento de horarios laborales y una movilidad saludable.
En su participación, Adrián Fernández, director de Iniciativa Climática de México, sostuvo que ante el hecho de que en el periodo de confinamiento no disminuyó la contaminación del ozono hay que adoptar más medidas que atienden a las fuentes de emisiones dispersas.
Dijo que desde principios de los 90 comenzó a bajar la contaminación por ozono, pero está pendiente la revisión de estándares ambientales, que lleva retraso de más de una década. Se refirió a que se prevería que la Semarnat publique un paquete de normas para recuperar el rezago que heredó en la normatividad, entre las que están las regulaciones de niveles permisibles de emisiones de vehículos a gasolina y la norma oficial 163, que favorecerá vehículos más eficientes, en lo cual ha predominado el interés de las empresas. Ejemplificó que en la Ciudad de México, los vehículos que circulan, con 10 o 15 años de antigüedad, tienen emisiones más altas de lo que debieron ser, debido a la falta de una normatividad estricta.