Nueva York. Dos ex generales más se sumaron al repudio a la amenaza de Donald Trump de militarizar la represión contra manifestantes, mientras se celebraron ceremonias fúnebres para George Floyd -el afroestadunidense asesinado por policías en Minneapolis que detonó una ola de protestas que continuaron por décimo día consecutivo- donde veteranos líderes de derechos civiles y una nueva generación de activistas condenaron la violencia racista sistémica en Estados Unidos quienes declararon “quiten sus rodillas de nuestros cuellos”.
El general retirado de cuatro estrellas, ex comandante de las fuerzas en Afganistán y de la OTAN, John Allen, se sumó al creciente elenco de altos oficiales militares que han condenado la amenaza del comandante en jefe Trump, de desplegar tropas contra estadunidenses que protestan contra la violencia oficial a minorías como una violacion de la Constitución y un peligro para la democracia estadunidense.
Allen inicia su condena en un ensayo, titulado “Un momento de vergüenza nacional y peligro -y esperanza”, publicado Foreign Policy afirmando que “podríamos estar viendo el inicio del fin de la democracia estadunidense” con la amenaza del presidente de desplegar tropas contra ciudadanos estadunidenses.
Trump, indica, está calificando a los manifestantes como “terroristas” y “un enemigo”, pero que la abrumadora mayoría de los que protestan están furiosos “por la injusticia, la encarcelacion masiva, los frecuentes arrestos falsos, y una devaluación institucional de vidas propiedad de afroestadunidenses”. De hecho, señala que la amenaza terrorista real no proviene de los manifestantes ni radicales de izquierda, sino supremacistas blancos que son responsables de la violencia racista en este país desde sus inicios. “Mucho más daño a Estados Unidos ha provenido de estos terroristas -fascistas, el Klan, y neonazis, todos sintiéndose nuevamente empoderados hoy -que aquellos que se les oponen”.
Allen concluyó que aunque estos han sido días oscuros para esta democracia, también indicó que los manifestantes y su aliados podrían ser el rescate: esto podría ser el inicio del cambio de la democracia estadunidense no al liberalismo, sino a las luces. Pero eso tendrá que venir desde abajo hacia arriba. En la Casa Blanca, no hay nadie en casa”.
Por su parte, el ex general y ex jefe de gabinete de Trump, John Kelly expresó hoy su apoyo al ex secretario de Defensa James Mattis quien esta semana condenó de manera fulminante el manejo de Trump de este momento, acusando que estaba colocando en riesgo la democracia, y comparando el comportamiento presidencial con la propaganda nazi. Trump, como era de esperarse, calificó a su ex secretario de Defensa como “un general sobrevaluado” quien él despidió, pero Kelly, en comentarios al Washington Post, señaló que no fue así y sostuvo que Mattis es “un hombre honorable”.
Con ello, Allen y Kelly se suman a Mattis y a dos ex jefes del estado mayor, el almirante Mike Mullen y el general Martin Dempsey, en denunciar la propuesta de Trump de emplear la llamada Ley de Insurrección de 1807 para desplegar tropas militares contra las protestas bajo la justificación de “la ley y el orden”.
Mientras tanto, el procurador general continuó promoviendo la línea del gobierno de Trump, de que los disturbios son provocados por grupos extremistas de izquierda como “Antifa” -el cual no es un grupo, sino una red informal de activistas que favorece la “acción directa- y afirmó que “tenemos evidencia” de que han “secuestrado” las protestas buscando incitar violencia.
En Minneapolis se realizo la ceremonia fúnebre para Floyd, con su familia y la presencia de varios líderes veteranos de derechos civiles, incluyendo el reverendo Jesse Jackson, Martin Luther King III, un hijo del reverendo Martin Luther King, y el reverendo Al Sharpton, quien declaró: “la razón de que nosotros nunca podíamos ser quien queríamos y soñábamos ser es que ustedes mantuvieron sus rodillas en nuestros cuellos… Es hora de que nos levantemos en nombre de George y decir: !quiten sus rodillas de nuestros cuellos!”.
Al concluir el evento, los congregados mantuvieron silencio por 8 minutos y 46 segundos -el tempo que el policía blanco Derek Chauvin mantuvo su rodilla en el cuello de Floyd. Ese rito simbólico se ha repetido en las calles durante las manifestaciones que han sacudido a más de 140 ciudades por todo el país.
Otros actos de conmemoración de Floyd se realizaron en Nueva York -donde miles acudieron a un parque en Brooklyn, donde el hermano del asesinado declaró que estaba “orgulloso de las protestas en las calles, pero no de la destrucción”, y donde también el alcalde de Nueva York, Bill De Blasio, intentó ofrecer un discurso pero ante el abucheo masivo, se vio obligado a retirarse de la escena.
En estos actos y otros, se repitió la frase de que Estados Unidos está sufriendo “una pandemia de racismo”.
En Nueva York, médicos, enfermeras y otros trabajadores de salud en seis hospitales se manifestaron en solidaridad con Black Lives Matter, declarando: “hemos sido llamados héroes por levantarnos ante desafío de trabajar en las trincheras contra la pandemia del Covid-19. Ahora nos levantamos contra la injusticia racial y en la lucha contra esa enfermedad insidiosa que es la violencia policiaca…. Es nuestro deber luchar contra el racismo que mata a nuestros pacientes y comunidades”.
Marchas y manifestaciones continuaron por décimo día consecutivo a lo largo del país, donde después de las acusaciones formales presentadas contra los cuatro policías esta semana, se han disminuido los incidente más violentos. Sin embargo, continuaron brotes de violencia, en gran parte por algunos policías.
El saldo de arrestos a lo largo de los 10 días superó 10 mil, reportó la agencia Ap, y se continúan denunciando violencia indebida por fuerzas de seguridad pública contra manifestantes y los medios. A la vez, también se siguen registrando expresiones de solidaridad sin precedente de integrantes de las fuerzas de seguridad pública, incluyendo de jefes de policía de varias ciudades.
Mientras tanto, se reportó que más barreras aparecieron alrededor de la Casa Blanca, donde ayertambién se construyó otra valla de protección alrededor de su perímetro, llevando a varios a comentar que Trump inició su presidencia prometiendo proteger al país con un muro en la frontera, pero acabó construyendo un muro a su alrededor para protegerse de estadunidenses. El senador Patrick Leahy se burló de que México no está pagando por el “muro” alrededor de la Casa Blanca.