Buenos Aires. Suman quince los agentes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) entre ellos, el ex titular de la misma Gustavo Arribas, amigo íntimo del ex presidente Mauricio Macri - también acusado- que están en la mira de la investigación sobre el nuevo escándalo de espionaje ilegal, que alcanzó desde la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su hija Florencia, hasta nada menos que el actual jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Horacio Rodríguez Larreta, un hombre de la alianza Juntos por el Cambio, que bajo el nombre de Cambiemos gobernó entre 2015 y 2019.
La extensa lista de políticos, empresarios, periodistas, religiosos y organizaciones sociales ha creado una fuerte expectativa, con la sorpresa de que no sólo se espiaba a los considerados “enemigos “ por Cambiemos, sino también a los propios, especialmente aquellos que destacaban y podían hacer sombra a Macri, que aspiraba a relegirse como presidente, en este caso Rodríguez Larreta o la ex gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.
Entre los propios espiaron al jefe de la bancada de Cambiemos Nicolás Massot, quien tuvo varios enfrentamientos con sus pares partidarios, también al ex jefe de Seguridad de la provincia de Buenos Aires Cristian Ritondo, y al vice jefe de la municipalidad de Buenos Aires Diego Santilli, todos macristas. Y figuran magistrados entre ellos el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz, quien fue impuesto curiosamente por Macri.
Cuando Macri llegó al gobierno en diciembre de 2015, estaba procesado por una causa de espionaje ilegal, y aunque es prohibido que un mandatario acceda al gobierno en esas condiciones, rápidamente se cerró esa causa, donde entre los espiados estaba la familia del propio presidente como sus hermanas, Sandra, y Néstor Leonardo su marido y la menor Florencia Macri.
La lista tiene unos mil 500 dossier y a partir de esta investigación se abre la posibilidad de que trasciendan datos importantísimos, sobre el espionaje a organizaciones sociales. La pandemia oculta en parte el gran escándalo provocado por estos hallazgos, y además el silencio de los grandes medios masivos de comunicación, que llevan nuevamente adelante una guerra sucia implacable contra el gobierno de Alberto Fernández.