De continuar el proceso de deterioro ambiental, otras pandemias volverán a aparecer. Está el caso de que la pérdida de bosques lleva a un proceso de defaunación, desaparición de especies de fauna mayor, que favorecen la proliferación de roedores, los cuales son portadores de virus, sostuvo Rodolfo Dirzo, investigador de la Universidad de Stanford, durante los Diálogos Naturaleza y Pandemia organizados por el Colegio Nacional.
Siempre ha habido extinciones y cambios, pero la actividad humana los acelera, no se conocen bien las consecuencias. Conocemos el detalle para un puñado de especies y ecosistemas, pero no para los millones que existen, aseveró por su parte, Jorge Soberón de la Universidad de Kansas. Sobre las enfermedades emergentes, dijo que en China, India, parte de México, Brasil y África, hay regiones de donde puede provenir la próxima pandemia,
Aseveró que no hay forma de mantener sociedades humanas sanas ni sustentables sin los servicios ambientales de la biodiversidad, el complejo de especies es lo que da el aire, el suelo, el agua. Las consecuencias son que se deben transformar las sociedades sin destruir la biodiversidad, se debe modificar la lógica económica. La pandemia obliga a repensar las cosas
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EL SARS-Cov-2 es un virus humano
En el foro, moderado por Julia Carabias, Dirzo se refirió a que el impacto humano sobre la naturaleza opera como un detonador de pandemias. Detalló que los roedores y los murciélagos son especies reservorias de patógenos, muchos de ellos de impacto para la población humana. Ejemplificó que en un sitio defaunado crecen 2.5 veces los roedores. En un estudio de un área de ese tipo se analizaron los patógenos y se encontró la peste, por ejemplo.
Rodrigo Medellín del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), especialista en murciélagos, se refirió a que hay más de mil 500 especies y se alimentan de insectos, frutas, hasta sangre. Explicó que desde el punto de vista ecológico, benefician la dispersión de semillas y al control de plagas de maíz, arroz, frijol, caña de azúcar, entre otros productos.
Aseveró que los virus están en todos lados, la mayoría son benéficos, no se puede buscar un mundo libre de ellos, porque controlan bacterias, se comen entre 4 y 5 por ciento de ellas. El SARS-Cov-2 es un virus humano, no hay ningún animal que lo pueda transmitir y hay un murciélago que tiene un virus que se parece en 96 por ciento al SARS-Cov-2, pero esto no quiere decir que vino de los murciélagos. Lo que quiere decir es que estos virus comparten un ancestro en el pasado, algunos dicen que hace unos 70 años se separaron las ramas
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