Ciudad de México. Con cubrebocas y gel antibacterial, los capitalinos intentan retornar a la normalidad tras levantarse la Jornada Nacional de Sana Distancia, aunque con un montón de deudas, inseguridad y mucha necesidad, y el semáforo rojo en que dicen estamos por el Covid-19, no nos detendrá para salir de la peor época que hemos vivido en los últimos 30 años
, señalaron.
El café Goya, ubicado en la calle Del Carmen, en el Centro Histórico, hasta abrió sus puertas para que los comensales saborearan en su interior de una comida corrida o especial, o unas mojarras gigantes.
Mientras en la plaza Talavera la gente disfrutó de unos tacos, de una buena platicada con los cuates
o descansar, al igual que en Correo Mayor, donde la sana distancia tampoco aplicó en negocios de comida y torterías.
Algunos ambulantes aprovecharon para instalar sus puestos en el suelo, como Juana Atanasia Martínez, quien ofrece pulseras y jengas de madera para comer y pagar la renta
, junto a la abuelita
, una mujer de 90 años, quien vende semillas caramelizadas.
Comentó que desde hace 30 años que enviudó ha andado en las calles de Moneda, Seminario y ahora en dicha plaza, por necesidad, porque mis hijos ya hicieron su vida y tengo fuerzas para salir adelante, aunque no sé leer, ahí voy
.
Don Chucho, dueño de Casa Cruz, confió en que con el levantamiento de la sana distancia “habrá más movimiento económico, porque andábamos muy en la calle y tuvimos que usar nuestros ahorros, pero La Meche, gracias a Dios, me ha dado lo poquito que tengo”.
Consideró que se trata de un lugar sagrado, que me ha permitido sacar a mis hijas, que ya tienen una licenciatura, y los gastos diarios de la casa. Nunca nos deja sin comer y aquí estamos después de 28 años dando nuevamente la batalla
.
Los últimos tres meses vividos han sido de lo peor que he enfrentado en las tres décadas que tengo en la calle Carretones, sin ventas, sin dinero, sin nada, y espero que nunca se repita
, manifestó Paulina Sánchez, dueña de la jarciería El Hormiguero.
La emergencia sanitaria no se ha acabado, por eso seguimos con medidas de precaución para evitar algún contagio
, y coincidió con Pedro Salinas, quien confió en que las ventas se levanten y pagar la renta, pues en La Merced van de 10 mil a 18 mil pesos al mes
.
Los negocios están abriendo a mitad de cortina porque no nos dejaron sacar las cosas, y si lo hacemos vienen y nos ponen los sellos, y para quitarlos hay que pagar 280 mil pesos y no quiero perder mi negocio, donde llevo 25 años
, dijo.
Para Beatriz Manuel, el semáforo rojo obliga a tener más precaución, aunque en La Merced no sabemos de contagiados, pero sí nos cerraron, pese a vender artículos de limpieza, lo cual también afecta a los campesinos que les compramos para vender
.
La emergencia sanitaria nos llevó a reducir a la mitad el salario de nuestros siete empleados para no despedirlos, que lo acompañaron a hacer guardias cuando nos cerraron, para evitar saqueos, porque muchos de Tepito se vinieron acá a joder
, señaló Manuel Pacheco.
El Covid, dijo, sólo nos dejó más pobres y con más riesgos de inseguridad, por lo que estamos en comunicación con la comandancia para no ser víctimas de delincuencia
.