Buenos Aires. Una nota de televisión desde la Isla del fin del mundo
, como le llaman a Tierra del Fuego, situada en el extremo sur de Argentina, rompió la rutina, en general trágica, de la información sobre la pandemia causada por el coronavirus ante la decisión del gobierno de esa provincia de permitir, por pedido especial de los pobladores, que los mariachis del lugar puedan volver a cantar en las calles y casas de Usuhaia, la capital.
Respetando el protocolo y con barbjijos, los mariachis que se han convertido en los favoritos de bodas, cumpleaños y actos diversos, fueron una imagen poco común, en una mañana de domingo en cuarentena y también la sorpresa, al conocer que desde hace 20 años los habitantes fueguinos son fanáticos admiradores de las canciones mexicanas.
Los mariachis, también muy populares en otros lugares, están integrados en su mayoría por residentes paraguayos, bolivianos, argentinos en general de las provincias del litoral y el norte y, como ellos dijeron al unísono esta mañana, las más requeridas son canciones de amor, de alegría, las bien mexicanas
y las mismas que alguien podría pedir a un grupo de mariachis en la Plaza Garibaldi de México.
Sabíamos que en Buenos Aires han estado presentes incluso en la Ferias del Libro, y también en bodas y otras celebraciones, pero nadie imaginaba que en Usuhaia, donde castiga en estos días el frío y la nieve, los maricahis fueran tan populares para iluminar
la vida de los fueguinos. Esta mañana pudieron transmitir para quienes los habían descubierto en Buenos Aires, desde un salón de la sede de los ex combatientes y veteranos de la guerra de Las Malvinas, en Tierra del Fuego, a los que también suelen acompañar en sus actos. La primera canción después de la cuarentena fue El rey. Bien puede decirse desde México a la Isla del fin del mundo, el mariachi es la vida
.
Centenares de cartas desde distintas provincias piden ahora un concierto de estos músicos desde la TV Pública.