Ciudad de México. Si el cristianismo no se abre a las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales (LGBTT+) “dejará de interesar y multitudes se irán” de sus filas, afirmó fray Julián Cruzalta, fundador de Católicas por el Derecho a Decidir. En el conversatorio digital “Del Clóset al Orgullo”, señaló que actualmente una parte de esta religión mantiene una cara “patriarcal, colonial y excluyente, que persigue gente y lastima”.
Indicó que el problema no es la religión sino “el fundamentalismo religioso” y demandó: “Basta de esta mirada excluyente”, el espíritu de Dios “es libertad, es ecuménico, es diversidad”.
En la videocharla organizada hoy por la Coalición Mexicana Lgbttti+, señaló que los colectivos de la diversidad sexual “tienen que trabajar mucho” la espiritualidad “de la dignidad y valentía, provocar en los otros estas posibilidades de tejer su vida de otra manera. La vida, el mundo espiritual son como tejer, hay nuevos nudos, colores, hilos. En religión no todo está dicho”.
En su turno, la reverenda Margarita Sánchez de León, de las Iglesias de la Comunidad Metropolitana y teóloga feminista, expuso que el movimiento fundamentalista surgió más o menos a finales del siglo XIX y principios del XX, y proclama la inerrancia bíblica, que este texto debe ser aceptado como está, así también “la tradición que nos ha llegado a través de las reflexiones teológicas hegemónicas”.
Actualmente, dijo, estos grupos han sufrido cambios y si bien antes no querían tener contacto con elementos de la modernidad, ahora “han integrado increíblemente bien toda una estructura de la tecnología, de las redes a través de las cuales hacen sus trabajos”. Además, alertó, han agregado “parte del discurso de los derechos humanos, lo cual hace un poco difícil articular una conversación porque quedan disfrazados tras esta máscara”.
También, dijo, “particularmente en este tiempo se está dando una fuerte alianzas insospechadas entre los grupos fundamentalistas tradicionales, es decir, los sectores evangélicos con algunos sectores de la Iglesia católica”.
Dicha situación se genera, mencionó,” en el contexto del avance de derechos en las comunidades Lgbtiqy los de las mujeres.
En este sentido, pidió a las personas de la diversidad sexual recordar que la espiritualidad “es un regalo que es vivido, no tiene que ser agenciado por la Iglesia” ni por ningún líder religioso.